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Festival Folclórico y competitividad. Por Rafael Méndez Lozano

El Festival Folclórico Reinado Nacional del Bambuco y Muestra Internacional de Folclor, este año en su versión número 52, es el evento cultural más importante de la región surcolombiana; su consolidación requiere de aptitudes y actitudes de emprendimiento El Festival Folclórico Reinado Nacional del Bambuco y Muestra Internacional de Folclor, este año en su versión número 52, es el evento cultural más importante de la región surcolombiana; su consolidación requiere de aptitudes y actitudes de emprendimiento,  gestión tecnológica y personas con visión, conocimientos y capacidad para identificar y desarrollar ideas y proyectos que hagan del certamen una fuente de oportunidades para mejorar la calidad de vida de la comunidad local, con base en actividades productivas que se prolonguen en el tiempo, más allá de la  celebración misma. Desde la perspectiva de Neiva como principal ciudad anfitriona, surgen preguntas  como: ¿qué es una ciudad competitiva?  ¿cuáles son sus características? En principio se puede afirmar que una ciudad competitiva es aquella que reúne una serie de condiciones que la hacen atractiva para  inversionistas locales y foráneos, que cautiva turistas nacionales e internacionales y de la cual sus habitantes se sienten orgullosos. Esto significa para propios y extraños, el disfrute pleno de los servicios públicos, así como de  centros educativos con altos estándares de calidad,  adecuados servicios de salud, centros de investigación, escuelas de arte, bibliotecas, museos, salas de teatro y cine, terminal aéreo en óptimas condiciones, sistema integral de transporte,  bomberos, parques recreativos, notarias y servicios de apoyo al desarrollo empresarial, entre otros. En fin, una ciudad en la que su pasado histórico, su presente y proyección futura, se vean debidamente correspondidos por una infraestructura amigable al desarrollo integral del ser humano y la cultura solidaria de los ciudadanos. Ahora bien, desde la perspectiva misma del Festival, además de la dotación de infraestructura resulta  fundamental para cualificar su competitividad, la construcción de una cultura ciudadana regida por la solidaridad, el acato a las normas de convivencia, la aplicación de las  buenas prácticas en la resolución de conflictos, en fin, todo aquello que constituye el imaginario colectivo que distingue a una comunidad. Con base en estas apreciaciones, vale la pena preguntarse qué hacer desde lo público, lo privado, lo educativo, para acentuar el carácter del Festival Folclórico a fin de presentarlo como un producto bien diferenciado, que le permita competir sanamente con otros eventos en el contexto nacional como la Feria de la Flores en Medellín, el Festival Vallenato en Valledupar, o el Festival del Joropo en Villavicencio, entre otros. A manera de ejercicio, me permito plantear a los amables lectores algunas preguntas en torno a nuestro Festival Folclórico como oportunidad de desarrollo para Neiva y el Huila: ¿Cuál es el producto principal que define el Festival? ¿Cuál su impacto  económico, social, ambiental,  cultural, de salud y de seguridad? ¿Cómo el Festival logra posicionar a la ciudad y al Departamento en el contexto nacional e internacional? ¿Qué actividades generadoras de empleo se derivan para la comunidad antes, durante y después  del evento? ¿Transcurrido el evento, qué le queda a la ciudad y al Huila?