Las primigenias relaciones de poder construidas y practicadas por el hombre a partir de la fuerza física, nos recuerdan una de las tantas manifestaciones de marginación de la mujer, quien al no contar con opciones sociales y culturales para hacer uso de su propia fuerza, debió ver silenciosa cómo le era vedada su participación en la conquista de territorios, y con ello, la posibilidad de ser titulares del derecho de dominio, convirtiéndolas al final en un botín más de quien resultara vencedor.
El deporte no ha sido ajeno a esta realidad, donde la censura aterrizó también sobre las aspiraciones del género femenino por abrirse un espacio, impartiendo infinidad de arbitrarias cláusulas que, o bien impedían su realización, o hacían difícil la participación de las mujeres en este campo. Muestra de ello lo son el rugby y otras disciplinas deportivas, pues no obstante haberse superado barreras y estereotipos infundados, continúan lanzándose juicios de inferioridad femenina acerca de la menor capacidad física frente a los hombres, u otros como la masculinización del cuerpo de las mujeres por la práctica del ejercicio, el desinterés de éstas hacia la práctica del deporte, o la existencia de deportes propios para ellas y otros no.
No repetir la historia
Aprender de la historia es lo que nos permite no volver a repetir lo que no se hizo bien. Durante décadas las mujeres practicaron el rugby casi que en la clandestinidad, pues ello no era bien visto por las sociedades de entonces, prueba de ello es la escasez de detalles disponibles sobre los inicios de la práctica del rugby en mujeres, quizás el relato más documentado lo constituye el de la señorita Emily Valentine, que en su condición de hija del Rector de la Real Escuela Portora en Enniskillen – Irlanda, y hermana de William y Juan quienes entrenaban el equipo de rugby del colegio; logró practicar este deporte, por lo que para el año de 1.887 jugó con el equipo anotando un “try” (denominación que se la da a una anotación en la práctica del rugby).
Las guerreras del rugby continuarán forjando el sueño de hacer crecer en el Huila el amor por esta disciplina.
Como la señorita Emily Valentine existen varios ejemplos de chicas por todo el país, abriendo espacios para el ejercicio del rugby femenino. En Neiva existe también una Emily su nombre es Maribel Chaux nacida en el año de 1.989 en la capital opita, se enamoró del rugby mientras se encontraba en la fría capital del país. Tres años después, arribó a Neiva, con el propósito de cursar sus estudios de educación física en la Universidad Surcolombiana, donde gracias a su temple y la suma de voluntades de otros tantos estudiantes, dieron luz al equipo de rugby femenino de la USCO, alma mater desde la cual se ha propiciado la práctica de este deporte, dando paso a su difusión regional.
Mujeres valientes
Historias como estas protagonizadas por valientes mujeres, son las que se han ido forjando a lo largo y ancho del territorio nacional y en este siglo, un paulatino pero trascendental desarrollo del rugby, consiguiendo para Colombia un lugar de honor a nivel Suramericano, al alcanzar en este año las medallas de oro en los juegos centroamericanos y bolivarianos.
El rugby es un deporte de rudeza física, pero también de trabajo en equipo.
Las mujeres huilenses en el rugby son conocidas como ‘Las Gaitanas’, nombre mítico en la historia de resistencia de nuestros ancestros indígenas ante la opresión del invasor. No existe mejor denominación para estas guerreras, mujeres que estudian, trabajan y deben hacerse cargo, algunas inclusive, hasta del sostenimiento familiar; destinan, como si la responsabilidad sobre sus hombros no fuera ya suficiente; parte de su tiempo y escasos recursos en largas horas de viaje por tierra, para bajarse de un bus y representar de la mejor manera a su institución educativa, su ciudad y su departamento, en las gestas deportivas. Esta es la realidad de los y las jugadoras de rugby de nuestro país, de los y las jóvenes opitas que representan al Huila en los diferentes campeonatos nacionales.
La sociedad huilense, ávida de ejemplos que la conduzcan a un mejor norte, tiene la fortuna de poder inspirarse, como hoy lo hacemos muchos, en estos y estas jóvenes deportistas, a partir de una disciplina de enorme exigencia y rudeza física como lo es el rugby.
Gaitanas de Neiva
Este semestre ha sido especialmente importante para las Gaitanas de la Universidad Surcolombiana. En el mes de octubre se llevaron a cabo los Juegos Nacionales Universitarios en la ciudad de Cali, y por primera vez se contó con la modalidad de Rugby Seven Femenino. ‘El Seven’ es una modalidad de dos tiempos de siete minutos más un descanso entre ambos de un minuto. Es un juego muy dinámico que exige un grado de concentración superlativo. La USCO participó y compitió con sus dos equipos, femenino y masculino.
Las Gaitanas se abren un espacio en el Huila desde la universidad Surcolombiana.
Posteriormente en el mes de noviembre, se realizó de nuevo en la ciudad de Cali, una de las 6 paradas del Circuito Nacional Gatorade de Seven, organizado por la Federación de Rugby de Colombia. En esta competencia Las Gaitanas obtuvieron el título de campeonas, ganándose el derecho a participar en la final del circuito con los otros cinco campeones de las ciudades restantes. El campeonato realizado en diciembre tuvo lugar en el Estadio de Santa Rosa de Cabal, cerca de la ciudad de Pereira en el Departamento de Risaralda.
Duelo final
Las chicas asumieron con tal fuerza el compromiso, que su debut fue destacado. Comenzaron jugando con el equipo de casa, el Club Rhinos Femme de la ciudad de Pereira, ajustando el marcador 31 a 7. La gesta inició marcando 5 “tries”, apoyos de Daniela Ramírez, Diana Moya y la Capitana Maribel Chaux.
El equipo jugó su segundo encuentro contra “Leonas” de la ciudad de Bucaramanga, quedando el marcador 14 – 0, marcando en dos ocasiones con Luisa Salazar y la capitana Maribel Chaux. El ganar ambos compromisos permitió que fueran primeras del grupo y jugaran las semifinales con el equipo de Medellín.
Las Gaitanas jugaron un gran partido contra el equipo Moiras; una justa en la que se disputaban el derecho a jugar la final, o alcanzar el tercer puesto. El marcador: 7 a 21, dio paso a que el equipo de Medellín disputara la final con el equipo Minotauros femenino, que a la postre sería el campeón, mientras que las Gaitanas jugaron por el tercer puesto del torneo.
Las mujeres hoy también pelean por un espacio en este deporte dominado por hombres.
Estas mujeres de enorme coraje y no gran tamaño físico respecto a equipos con mayor tradición en el rugby, supieron sortear con gran valor y estoicismo, las condiciones de viaje, la altura y el clima, que no son los usuales en el entrenamiento, por lo que en medio de una recia lluvia se lanzaron por la disputa al tercer lugar de las finales de este campeonato. Se desarrolló así a un apasionante encuentro, donde en el primer tiempo Las Leonas, equipo que ya había aprendido de nuestro primer enfrentamiento, salió a quedarse con el tercer lugar, vulnerando nuestro ‘lingol’ (zona de anotación) en dos ocasiones, ubicando el marcador 2 tríes arriba.
Ya con la lluvia arreciando y el cansancio en los músculos causado por los dos días de competencia, el segundo tiempo se tornaba en todo un desafío. “Las Gaitanas”, con ese amor propio y dueñas de un inmenso valor que no cabía en sus cuerpos, remontaron el resultado y se pusieron tres tríes arriba, con anotaciones en dos instancias de Alejandra Vargas y su Capitana Maribel Chaux, llevando el encuentro al clímax de la emoción.
Ya a punto de terminar, Las Leonas logran vencer la defensa y llegan al empate en el último momento. Por tratarse de la disputa del tercer lugar, debían continuar jugando dos tiempos, de tal suerte que quien primero anotara, es decir, quien consiguiera el try de oro, se convertiría en el vencedor. Este momento llegaría efectivamente, con el try de oro de la gaitana Daniela Ramírez desde un extremo de la cancha, quien luego de una corrida de más de 60 mts. y recibiendo un gran tackle de una de las Leonas, se vio obligada a caer sobre el ‘lingol’ rival y marcar.
Continúa el Sueño
El equipo de rugby femenino ganó el primer lugar en la sexta parada del Gatorade de Seven.
Esta es solo una muestra de la inconmensurable capacidad de una juventud potenciada. Estas mujeres atesoran particularmente un valor agregado: el mérito de la batalla que aún hoy continúan librando por alcanzar la igualdad de derechos, desafío ante el cual el rugby no podía permanecer indiferente, abriéndoles las puertas a las valerosas guerreras, listas para empuñar el balón con fuerza, nobleza y gallardía.
Son muchas las voluntades puestas para materializar el sueño rugby en el país. Los jugadores que continúan apostándole a la representación de sus regiones, la estructura del rugby que crece y se extiende paso a paso por la geografía nacional. Las universidades, como la Surcolombiana, que promueven y amparan la iniciativa de estas luchadoras , y por supuesto, el corazón de todo aquél o aquella a quien llegue este mensaje y entre en sintonía con ese sueño que se construye a diario. Las Gaitanas continuarán peleando cada día por ese sueño, sueño que las hace llorar, reír y luchar, pero que las llena de esperanza de ver un futuro donde el rugby femenino sea reconocido y valorado y así ganar una más de las tantas batallas que a lo largo de la historia las mujeres han tenido que pelar.