La Nación
EDITORIAL

¿Hinchas o vándalos?

Algo inoportunas por lo tardías pero en todo caso pertinentes y convenientes las medidas adoptadas por los directivos del Atlético Huila, luego de los actos vandálicos que se presentaron el pasado viernes en el estadio Guillermo Plazas Alcid, al final de la derrota del conjunto opita frente al Atlético Nacional. 
Fue absolutamente vergonzoso lo ocurrido ese día, en un partido transmitido en directo por televisión nacional; además de la increíble derrota, después de ir ganando por dos goles a cero, los huilenses tuvimos que soportar que un grupo de desadaptados, se tomaron la cancha, pusieron en peligro el espectáculo y obligaron a que el árbitro central, como responsable directo del juego, lo terminara antes de tiempo, no solo por el acto de invasión sino también por su propia integridad física.

Dolorosamente el estadio Plazas Alcid será sancionado, es decir que el equipo tendrá que jugar algunas fechas en una cancha alterna que, dicho sea de paso, no tenemos en el mismo departamento lo cual obliga a plantearse – como debió hacerse varios años – la necesidad de contar en Pitalito o Garzón con un estadio de condiciones adecuadas para el fútbol profesional.

En este caso el Atlético Huila tendrá que buscar un escenario ajeno, perdiendo buena parte de la taquilla.

En este sentido, muy bien que se haya tomado la decisión de prohibir la entrada de 18 aficionados – los que invadieron la cancha – al estadio de Neiva para los partidos de local, además de elevar el costo de la boletería para la tribuna sur, que es donde se ubican los aficionados de las distintas barras del elenco opita y el cierre de esa tribuna durante las próximas tres fechas.

Muy buen mensaje el que se envía a la Dimayor y el conjunto del torneo rentado, anticipándose a lo que con seguridad será la sanción, pero en cualquier caso sí quedan notables preocupaciones en materia de seguridad.

Es insólito, como está ocurriendo desde hace un buen tiempo, que la mayor parte de los partidos se hayan convertido en temas de orden público, obligando a la Policía a destinar a un grueso número de uniformados y equipos para controlar a estas atemorizantes barras, no solo bravas sino peligrosas. Partidos contra Millonarios o Nacional son ya de alto riesgo y generan operativos de gran magnitud, cuyos costos asumimos todos – vayamos o no al estadio – y se crea una situación harto molesta para los residentes de las zonas aledañas al estadio.

Y de otro lado, la seguridad dentro del estadio quedó en entredicho pues este grupo de vándalos penetró a la cancha sin que hubiese formas de evitarlo. Bien vale que la Policía no solo indague cuáles fueron las fallas en este partido sino que desde ya se adopten correctivos serios que impidan cualquier otro incidente que tan alto costo, en imagen y dinero, ocasiona tanto para el equipo como para la ciudad.
Que se cierre la puerta del estadio a los revoltosos. Los demás quedan avisados.

“Que se cierre la puerta del estadio a los revoltosos. Los demás quedan avisados”.

EDITORIALITO

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