Reconocimiento especial al productor insignia de la agricultura colombiana, el caficultor, con ello honrar a los campesinos agricultores del país en su día, personas laboriosas quienes se proponen sacar adelante su familia, su comunidad y su sector.
Hoy, la caficultura huilense es un ejemplo de liderazgo y competitividad. ¿Cómo llegamos hasta acá? Puedo contarles de primera mano la historia del quiebre de la caficultura colombiana, en donde el antiguo eje cafetero deja de serlo y se traslada al sur del país con el Huila como epicentro.
Éramos los amos y señores del mercado mundial del café, con Brasil de primero y Colombia de segundo. Pero el pacto del café se rompe en el 89, perdimos relevancia en el contexto global, que sumado a factores adversos para la economía y el sector agropecuario en particular, coincidente con la década de los 90, la de la apertura económica donde las importaciones hicieron su “agosto”, sustituyendo producción nacional que cierra con la crisis financiera del 98 con tasas de interés por encima del 50%, en donde las deudas se vuelven impagables. Con un precio del café de 47 centavos de dólar.
En este entorno tan adverso asumo en el 99 el Ministerio de Agricultura, que en esa calidad voy al Comité Nacional de Cafeteros encontrando una dirigencia sectorial ‘desvalorada’, con un programa que pagaba 1 millón de pesos por hectárea de café que tumbaran. Ante tal despropósito, les dije el negocio del café se puede acabar para los grandes, pero detrás de la caficultura hay medio país (550 municipios) donde la economía gira alrededor del grano. Les propuse a cambio dos programas para conjurar la crisis, el PRAN (Programa Nacional de Reactivación Agropecuaria) con el cual compramos la cartera de los agricultores y salvamos a más de 100 mil finqueros, cuyos predios estaban para remate; y el PROAGRO (Programa de Oferta Agropecuario) con el cual, en el 2001, por primera vez, el sector agropecuario creció por encima de los otros sectores de la economía.
A partir de allí la caficultura se traslada al sur del país (Tolima, Huila, Cauca y Nariño), donde el Huila es el eje del nuevo Eje Cafetero, y hace 12 años primer productor nacional. Mérito grande y reconocimiento a los caficultores nuestros, tecnificaron el producto, le caminaron a la asociatividad, hoy competitivos.
Comenzando este siglo, el negocio de la caficultura terminó para los grandes, pero abrió las posibilidades para estar en cabeza de los pequeños, que representan el 98%, quienes han respondido con creces.
Nos sentimos orgullosos, por lo hecho, los huilenses tenemos origen campesino, y hoy los productores del campo donde hay unos agricultores de vanguardia, dirigencia agrícola regional, que sin prejuicios y empoderamiento nos representan.