La Nación
EDITORIAL

La hora de la paz

El proyecto para recuperar la navegabilidad del río Magdalena sigue al garete. Los líos de la firma Navelena tiene en riesgo las inversiones proyectadas que asciendes a 2,5 billones de pesos. Por ahora la caducidad del contrato quedó aplazado.

Arrancó la campaña para la refrendación de los acuerdos de paz. La pregunta clave que someterá a consulta el 2 de octubre quedó definida: ¿Apoya usted el acuerdo
para terminar el conflicto y construir una paz estable y duradera? Clara, precisa. Sin ambigüedades.

La pregunta recoge esencialmente el título del acuerdo suscrito la semana pasada entre el gobierno y las Farc. El título fue presentado desde el comienzo. Oficialmente se reveló durante encuentro exploratorio realizado en La Habana (Cuba) entre febrero 23 y agosto 26 de 2012. Ahora se incorpora a la tarjeta electoral para iniciar en firme la promoción en todos los escenarios.

La convocatoria quedó lista. El Congreso por abrumadora mayoría respaldó la iniciativa. En la Cámara de Representantes pasó con 127 votos a favor y solo 15 en contra. El Senado de la República lo aprobó con 71 votos a favor y 21 en contra. Contundente.

Por su parte el Consejo Nacional Electoral comenzó a definir las reglas de juego de esta jornada comicial, la más importante que realizará el país en los últimos 52 años.
El organismo a tono con la coyuntura que vive el país, determina los parámetros en materia de transparencia, financiación, participación, igualdad y garantías que se ofrecerán en esta cruzada por la reconciliación nacional.

A partir de hoy los tiempos de la paz entran en la cuenta regresiva. Una jornada maratónica irrebatible para que Colombia abra un nuevo espectro de convivencia civilizada. La brevedad de los tiempos debe motivar una gran campaña pedagógica para promover la participación ciudadana y los alcances de los acuerdos de paz. Ese es el principal reto.

La campaña comienza en medio de una mayoritaria simpatía, no obstante la agresiva oposición que se viene ejerciendo. La radicalización de las posiciones, legítimas dentro del debate público, debe realizarse en medio del respeto y la civilidad.

Las posiciones deben exponerse con altura, con argumentación. Los medios de comunicación tienen también una enorme responsabilidad en la orientación de las audiencias.

La difamación y la guerra sucia que comienzan a reaparecer en el escenario político le restan altura al debate democrático.

La argumentación para rebatir o defender los acuerdos pasa a un segundo plano en las campañas. Pareciera que las ofensas personales o el ataque personal terminan imponiéndose en favor o en contra. Un triste espectáculo entre los promotores de las dos orillas.

Resulta paradójico que una campaña por la paz termine desatando otra guerra, donde la verdad, resulta la principal víctima.

EDITORIALITO

El proyecto para recuperar la navegabilidad del río Magdalena sigue al garete. Los líos de la firma Navelena tiene en riesgo las inversiones proyectadas que asciendes a 2,5 billones de pesos. Por ahora la caducidad del contrato quedó aplazado.