La Nación
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La Neiva anhelada

Sí, lo afirmo con énfasis: deseamos una ciudad activa, creativa, solidaria y culta, en la cual su comunidad, con las autoridades a la cabeza, propenda sostenidamente por el bien común, soportado en el respeto ciudadano, y la equidad social.

Algo que me inquieta sobremanera es verificar en qué medida Neiva tiene entidad propia en materia cultural. Desde luego, cuenta con elementos que la habilitan para merecer tal reconocimiento: además del aparato educativo primario y secundario, dispone de tres universidades plenamente identificadas: Surcolombiana, Cooperativa y Antonio Nariño, que operan en la ciudad desde hace años, a lo cual habría que agregar ahora Corhuila, que acaba de celebrar brillantemente sus 20 años de continua y fecunda actividad académica, más otras, que si bien no tienen sedes tradicionales conocidas, como las anteriores, la verdad es que fungen como activos agentes de la educación superior, con títulos perceptiblemente válidos.

No obstante lo anteriormente expresado, Neiva, hasta ahora, no emite señales perceptibles de ser una “Ciudad Culta”, aunque sí, muy representativa histórica y políticamente. Es necesario, entonces, promover las acciones pertinentes, a fin de que la ciudad fundada por Don Diego de Ospina y Medinilla en 1612, se constituya en destino cultural identificable.

La Bienal Internacional de Novela.- Que habrá de realizarse en diciembre de 2014, inicia su diligenciamiento desde ahora, implica programación, financiación y realización. Tarea fascinante, ciertamente, pero que demanda intensa actividad cultural, en los niveles local, regional, nacional e internacional. La Fundación Tierra de Promisión, responsable institucional de esta delicada gestión, está como se dice en lenguaje popular, “con las pilas puestas”, porque el reto no es de poca monta, y se aspira a que como siempre ha ocurrido, las cosas resulten de la mejor manera.

¿Qué hacer, entonces? Que el Departamento, de una parte, y Neiva como ciudad capital, de otra, promuevan como empeño constante, a través de sus respectivas Secretarías de Cultura, las tareas pertinentes, las que deben contar con la colaboración oportuna y eficaz de las Instituciones de Educación Superior, oficiales y privadas. ¡Porque la responsabilidad es de todos!