La Nación
COLUMNISTAS

La ‘Nueva gran estafa’

Muchos recordaran aquella clásica película protagonizada por los grandes actores del cine hollywoodense G. Clooney, B. Pitt, entre otros, acerca de una estafa perpetuada a un casino de la ciudad del pecado Las Vegas. Pues bien, nosotros los colombianos, sin necesidad de tener a estos distinguidos y excéntricos actores, también contamos con nuestra propia ‘Nueva gran estafa’. Pero esta vez, el papel protagónico se lo llevan algunos candidatos a la presidencia quienes, sin menguar tiraje alguno en sus “mecanismos” –bueno, por lo menos así les suelen llamar- de persuasión política, se han burlado de frente y sin pagar escondite, del pueblo sacro de Colombia. Es que perratearse la democracia y que los que deban decir, no digan, eso es tener mucha ausencia de patria en ese pecho, el mismo que se golpean cuando a pulmón herido se ufanan a los cuatro vientos de tener certificados de tres en conducta.

Esta ‘Nueva gran estafa’ de la que somos testigos directos los colombiano y de la no tenernos la necesidad de nos la cuenten, está abriendo la herida de indignación haciendo que nuestras miradas se pierdan en lo inhóspito del suelo mientras que con nuestras cabezas, expresamos la resistencia de creer que estos está pasando. Nuestra memoria colectiva, aunque no siempre coincida con el informe pagado y arreglado por el gobierno de turno al Centro de Memoria Histórica, cada cuatro años alimenta el imaginario de que no sabemos si a quien el pueblo le concedió el poder hizo o no bien las cosas. Por ejemplo, me perdonan lo cortado por lo bajito de mi juicio al decir que, si un candidato proyecta sus propuestas a cierto periodo, ¿por qué le tiene que faltar hacer más? Este sencillo hecho nos debería hacer pensar que hubo con una proyección imprecisa. Señores de los pajaritos tricolores, no venga por más que suficiente caldo de caca en el que nos tiene nadando para que nos saqueen todavía más. Señor candidato cuya señal es la misma que la del enmascarado personaje espadachín, ¿quiere una Colombia distinta? Pues bien, júntese con distintos. En la candidata que representa la seguridad democrática, se le rescata como bueno el hecho de que es mujer muy inteligente; lo malo, quiérase o no, ser una ficha del señor y dueño del “Centro”.

En conclusión, estamos ante una contiendas electorales que se han caracterizado por ser inequitativas y anti-democráticas. Es decir, una completa “estafa”. Una lucha tensionante por el poder entre quienes lo quieren amarrar y los que saltan desde abajo por un ejercicio de gobernabilidad descentralizado y distinto.