La Nación
OPINIÓN

Los huilenses somos malos ciudadanos

Sí, los huilenses somos malos ciudadanos porque olvidamos que nuestros derechos van hasta dónde van los derechos de los demás y cuando la autoridad se quiere ejercer para hacer valer los derechos del otro entonces no sublevamos.

Ha ocurrido en varios municipios del departamento del Huila y en corregimientos de Neiva.

Hago referencia a los casos de asonadas que se han producido contra la Policía Nacional, cuando ésta ha querido ejercer control a los establecimientos públicos donde se expende licor en horarios no autorizados, con altos volúmenes en la música y hasta con presencia de menores de edad.

Sí, somos malos ciudadanos cuando nos enfrentamos al guarda de tránsito que nos aplica un comparendo porque nos cruzamos un semáforo en rojo, hemos hecho un giro prohibido, no portamos los documentos que la Ley exige, utilizamos la motocicleta en horarios restringidos o conducimos en estado de embriaguez, entre otras malas conductas.

Sí, somos malos ciudadanos cuando para cubrir una infracción de tránsito, acceder a un cupo en la fila del banco o de una entidad de salud, para que nos agilicen un trámite o nos favorezcan con un contrato público ofrecemos dinero. (Es tan corrupto el que da como el que recibe).
Sí, somos malos ciudadanos cuando sacamos nuestra mascota de “paseo” mañanero o en la noche con el sólo propósito de que haga “popó” en el parque o en los andenes de las casas vecinas, con el argumento de que “esas cosas no se pueden permitir dentro de nuestra casa”.

Sí, somos malos ciudadanos cuando utilizamos el agua del acueducto para lavar las fachadas de nuestras viviendas, los andenes y hasta nuestro carro o motocicleta, sin importar la incomodidad que esto genera y lo más grave el impacto contra el medio ambiente.

Sí, somos malos ciudadanos cuando no respetamos el horario establecido por la Empresa de Aseo para sacar la basura y para evitar los malos olores que produce en nuestra casa, la dejamos en el primer lote abandonado que encontramos o en muchos casos la arrojamos aríos o quebradas.
Sí, somos malos ciudadanoscuando no tenemos el valor civil de denunciar los hechos de delincuencia común u organizada que conocemos y compramos artículos de dudosa procedencia (entiéndase robados) con el argumento de que están “baratos”, pero eso sí exigimos mayores acciones de las autoridades.

Sí, somos malos ciudadanos porque con el amparo del derecho constitucional “al libre desarrollo de la personalidad” permitimos que nuestros hijos no cumplan con las mínimas normas de urbanidad, las cuales son fundamentales para integrarnos positivamente en la sociedad.

Somos y seguiremos siendo malos ciudadanos hasta que tomemos conciencia de que la única forma de resolverlo no es pidiendo que el otro cambie sino cambiando mi actitud frente a mis derechos y los derechos de los demás.

Sí cambiando de actitud, cumpliendo con todas las normas establecidas, respetando las autoridades legalmente constituidas y hacer bien la tarea como los primeros educadores de nuestros hijos.

“Si yo cambio cambia el mundo”