La Nación
“Los médicos hicieron lo que más pudieron por ellas” 1 26 abril, 2024
NEIVA

“Los médicos hicieron lo que más pudieron por ellas”

Mientras Nancy se agravaba por el covid-19  y era inducida al coma,  Adela, su madre, también era internada en el hospital de Neiva por complicaciones del virus; y una de sus hijas,  Karen, recibía el reporte positivo. Lo vivido por toda la familia refleja el padecimiento que surten diariamente miles más por cuenta de la pandemia.

huila@lanacion.com.co

Dos días después de que Nancy Otavo Guilombo ingresara al Hospital Universitario de Neiva por complicaciones de covid-19, su madre Adela Guilombo de 91 años de edad también fue internada en el centro médico.

Nancy, Fiscal de profesión, contrajo el virus los primeros días de septiembre, que a su vez fue transmitido a Adela, con quien residía en el barrio El Altico de Neiva.

Madre e hija comparten recuerdos de toda una vida juntas, eran inseparables, según concuerdan sus seres queridos cercanos. Su caso es el reflejo de miles de hogares huilenses donde todo un núcleo familiar ha enfrentado la pandemia y del cual no todos han salido victoriosos.

Contaminadas

Para ambas los síntomas comenzaron los primeros días del mes, Nancy el seis y posteriormente Adela el nueve, cuando ya conocían que eran portadoras del covid-19 tras haberse realizado una prueba particular; cuyo resultado se conoce con más inmediatez que las realizadas por las EPS.

El tratamiento con acetaminofén y otros medicamentos recetados por los médicos, lo siguieron en casa, al tiempo en que los doctores las atendían y daban instrucciones vía telefónica. Los primeros días, a Nancy la aquejaba de sobremanera la tos seca y Adela tuvo decaimiento total. La enfermedad avanzó rápidamente y madre e hija terminaron postradas en cama en cuestión de días, mientras Ginna y Karen Morea Otavo las cuidaban.

Ginna y Karen, hijas de Nancy, utilizaban trajes especiales para evitar contaminarse, se trata de una familia de cuatro mujeres donde todas estaban expuestas al virus para el que aún no llega un tratamiento o vacuna al país.

Las dos jóvenes diariamente percibían que su madre y abuela no mostraban mejoría. Y en vista de que Nancy comenzó a presentar más dificultades para respirar, optaron por llevarla al Hospital Universitario de Neiva Hernando Moncaleano Perdomo. Ese 15 de septiembre fue hospitalizada debido a la saturación de oxígeno que le impedía respirar por sí sola.

Recuerda Ginna que “todo fue muy rápido”, cinco días después Nancy se agravó y debió ser intubada e inducida al coma. Mientras eso sucedía, Adela era internada en el hospital. Y la hermana de Ginna, Karen, también resultó contaminada.

De gastritis a neumonía

Fue una mañana cuando Adela comenzó a presentar fuerte dolor en el pecho, y los médicos vía telefónica recomendaron asistir al centro hospitalario porque podría tratarse de un infarto. Luego de la primera visita fue enviada nuevamente a casa pues, según los especialistas, tenía gastritis. Pero la dolencia continuó y al día siguiente acudió de nuevo.

“Resulta que lo que tenía mi abuelita era neumonía y sus pulmones estaban un 90% invadidos por el virus”, contó Ginna, quien todos los días desde el hospital comenzó a recibir una llamada diaria, en acompañamiento con la psicóloga y el médico especialista de turno: su madre y su abuela estaban en Unidad de Cuidados Intensivos.

Contrario a su hija que estaba en coma inducido, Adela permanecía todo el tiempo consciente, no pudo ser intubada debido a su avanzada edad, y porque tampoco consintió que así fuese. La llamada diaria era lo único que se conocía del estado de salud de ambas.

“La atención fue maravillosa, los médicos hicieron lo que más pudieron por ellas”, resaltó Ginna.

Las plegarias

Todos los días un grupo de oración ofrecía sus plegarias en nombre de la madre e hija convalecientes; “empezamos a hacer la coronilla de la divina misericordia, eran muchas personas, no solamente católicas, porque mi mami también tenía amigas de otras religiones; todos eran en cadena de oración clamando por la recuperación”, recordó.

En una de las dos ocasiones en que Ginna pudo visitar a su mamá, la advertencia era muy clara: debido al delicado estado de salud podría ser la última vez que la viera. “Me dijeron que los pulmones de mi mamá estaban afectados con una neumonía crónica de más del 70%. Y sus riñones también estaban comprometidos. Nunca nos dijeron que mi mami mostrara mejoría”.

Mientras eso sucedía, Karen también esperaba en casa pacientemente a superar el virus.

Esperando despertar

Nancy nació el mismo día que Adela, su madre, el primero de marzo, pero en 1959. Conforme su cuerpo fue lentamente respondiendo y comenzaba a superar el covid-19, los médicos le fueron despertando. Reaccionó el 17 de octubre, con el cuerpo entumecido y los pies algo torcidos por el tiempo en cama; y salió de la UCI dos días después. Preguntar por su madre fue una de las primeras cosas que hizo, pero mientras estaba inconsciente habían sucedido varias cosas.

A Nancy le tuvieron que hacer una traqueostomia; lo poco que pudo contar cuando recobró el conocimiento fue que, mientras dormía, la voz de su madre era lo único que escuchaba, y su rostro lo único que veía.

Fueron 62 días los que estuvo la mujer de 61 años de edad en el hospital luchando contra el covid-19, la batalla más larga de la que se tiene registro en Neiva hasta el momento. Después de que salió de la UCI continuó en el centro médico, pues debía iniciar de cero con terapias para recobrar el movimiento de sus manos, brazos, piernas, y aprender a caminar. Actualmente está aprendiendo a sentarse.

En realidad la mejoría de Nancy comenzó a darse después del siete de octubre, mismo día en que Ginna estaba recibiendo las cenizas de Adela, quien perdió la guerra contra el covid-19 el cuatro de octubre. De esto habría de enterarse Nancy casi un mes después.

La familia comentó que fue el siete de octubre cuando le hicieron la traqueostomia. “Le hicimos el sepelio a mi abuelita y ese día mi mami entró a cirugía a las dos de la tarde. A partir de ahí empezó a mejor un poco”.

Mientras Nancy continuaba con la recuperación en el hospital, la familia la preparaba para la dolorosa noticia. “Nosotros le decíamos que mi abuelita estaba muy malita, que no comía, no se paraba, le contamos durante algunos días lo que nosotros ya habíamos vivido para que ella se prepara. Lo único que mi mamá pedía, lo que podía hablar y se le entendía, es que quería despedirse, que Dios le diera la oportunidad de abrazarla y que ella la dejaba ir”.

“El padre Norbey Artunduaga nos acompañó a darle la noticia, dio sus acción de gracias, y luego le dijo que mi abuelita ya era un angelito que estaba en el cielo, que había partido hacía semanas”.

“Para ella fue muy duro, el llanto y el dolor le complicó nuevamente los pulmones, pero ella dice que mi abuelita hizo un cambio para darle vida a ella, se ha fortalecido de esa manera”. Los médicos también brindaron asistencia.

Hace una semana Nancy regresó a casa, todas las cosas de Adela están tal cual como las dejaron cuando ambas se fueron para el hospital.  “Llora todos los días, pero está fuerte”, dijo Ginna; quien se ha hecho la prueba de antígeno para covid-19 en cinco ocasiones y siempre ha resultado negativa. Lo suyo lo califica como milagro. El uso del tapabocas es una de las armas que ha utilizado contra la pandemia.

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