A lo largo de la vida todos hemos tenido maestros. Estos pueden ser personas de nuestras familias, los vecinos o los profesores de las instituciones educativas. Generalmente, son maestros sin proponérselo y se pueden encontrar en cualquier lugar porque han desarrollado la capacidad de comprensión profunda de sí y de la realidad que los circunda. Quienes aspiran al magisterio, generalmente, andan alejados de los mandatos sociales, el reconocimiento, el lucro, la acumulación, el autoritarismo y la dominación.
Recuerdo a mis maestros de la Universidad; nunca quisieron transmitirme sus conocimientos tal y como ellos los habían desarrollado. Vivían su proyecto intelectual, compartían sus ideas de forma oral o escrita y cultivaban la inteligencia para dialogar con su comunidad. Eran, ante todo, una inspiración, un referente ético y estético sobre cómo habitar el mundo. Algunos no me orientaron asignaturas, me acerqué a ellos por sus libros, sus ensayos y sus panfletos. Me aficioné a uno que escribió un pasquín burlándose del rector de ese momento en la Universidad de Antioquia por su aspiración al tercer periodo en el cargo. La ironía y la burla frente al establecimiento también son rasgos de los maestros; generalmente, no se pliegan al poder porque entienden que lo que debe primar es el bien común. En la historia han existido grandes maestros y cada uno de ellos con características propias; no hay un estereotipo. Hay algunos que se erigen como maestros para aumentar su propio ego y reducir a sus discípulos a simples borregos; otros buscan promover el conocimiento partiendo de un ideal libertario; existen aquellos a los que no les interesa tener aprendices. La relación con los maestros es ante todo una relación de amistad, no está basada en la complacencia, la condescendencia o la bondad, sino en la reciprocidad, la igualdad y el aprendizaje conjunto. El maestro no puede pretender que sus estudiantes aprendan lo que él sabe, porque esto sería desconocer las múltiples interpretaciones de un con/texto.
La historia de los maestros es fascinante. George Steiner (2004) en su libro Lecciones de los maestros nos lleva a viajar para que conozcamos las anécdotas de Sócrates, Jesús, Eloísa, Virgilio, Hannah Arendt, Nietzsche, entre otros; nos propone múltiples reflexiones sobre los maestros: aquellos que pusieron toda su conciencia en la importancia del pensamiento como posibilidad de transformación y libertad, adentrándose en los vericuetos del ser, tratando, sobre todo, de encontrar la voz propia.
Investigador del grupo Estudios Políticos.