La Nación
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Más de lo mismo. Por Luis Humberto Tovar Trujillo

A quien no quiere caldo se le dan dos tazas, dice el adagio popular; pareciera que como van las cosas, debemos prepararnos nuevamente para un nuevo proceso de paz, y probablemente con nueva zona de distención que ahora será el Cauca. A quien no quiere caldo se le dan dos tazas, dice el adagio popular; pareciera que como van las cosas, debemos prepararnos nuevamente para un nuevo proceso de paz, y probablemente con nueva zona de distención que ahora será el Cauca. Esto se deduce, de varias cosas que aparentemente aparecen en el anonimato, pero que por desfortuna para el gobierno fue conocida una comunicación en una zona del Departamento del cauca; el anuncio de la presencia de un miembro de la fuerza publica que daría unas instrucciones a la población sobre la preparación para el adelantamiento de diálogos de paz. La paz es el objetivo natural de todo ser humano, y con mayor razón de una sociedad habida de ella, después de tanto padecimiento, pero lo que es inaceptable es conseguirla a costa de la perdida de la dignidad y frente a las humillaciones a que nuevamente nos están sometiendo; ya vivimos una etapa, de ingrata recordación además, donde según las expresiones del ex presidente Pastrana, Santos fue uno de los mayores ideólogos de ese proceso fallido. Uno no logra entender qué es lo que pretende Santos, dando palos de ciego, como si no hubiera sido protagonista de primer orden en un pasado reciente de un proceso abortado, y parecieran que se estuviera retomando la agenda fallida del Caguan, según expresiones de Timoncheko hace algunos días, pero ya en el Cauca, a costa de episodios de indignidad como el viaje Venezuela de la Canciller a ver como ocultan la autoría desde ese país del mejor amigo, de la paternidad de las Farc del atentado contra el ex ministro Londoño; que ya reconoció la Fiscalía, hacer aparecer como actos de lealtad y amistad los desplazamientos tardíos del ejercito Venezolano hacia la frontera dos semanas después, tratando de reivindicar la amistad fronteriza; y lo mas grave aun, es la actitud de los funcionarios del gobierno Santos y de este mismo, de hacerlas aparecer, y con que cinismo, como loables. El ridículo que hizo el país, en cabeza de su vicepresidente, de haber presentado su nombre como candidato a la dirección de la OIT, cuando de lo que se trataba era de quitarse del lado a este incomodo personajes para los intereses de Santos, por sus diversas opiniones, muchas veces salidas de tono, sobre el acontecer nacional, que desde luego molestaron al Presidente; la solución era ridiculizarlo nacionalmente a costa de la imagen de nuestro país,  con altos costos económicos, superiores al periplo de Noemí en la campaña de Gaviria a la OEA, y a costa también de negarle el respaldo a un colombiano para el Banco Mundial, con mas opción que la fallida.