La curiosidad de los economistas y los historiadores sigue incontenible. Según la hoja de ruta del gobierno Santos “durante el postconflicto el Producto Interno Bruto (PIB) del país aumentaría 4,4% al año” (Departamento Nacional de Planeación).
Sin embargo, el PIB en niveles agregados, alcanzaría hasta 8% y 9%/año, indicadores efectivamente competitivos sólo conseguidos por potencias como Japón, China, Corea, India.
Señoras y señores, los países que orbitan sobre las ventajas del comercio internacional – globalmente – como los tigres asiáticos, Europa, EEUU, y a mediano plazo Rusia y algunas naciones africanas, están reconociendo con ojo clínico (ojo de cirujano) las grandes facilidades que brinda Colombia para los negocios, y “en bandejita”.
Estas son: “abundancia de mano de obra barata (ya disponible), en consecuencia bajos salarios en el mercado laboral, carencia de garantías laborales (flexibilidad en contratos), proliferación de zonas francas para empresas exentas de impuestos, etc)”.
La jugada estratégica de Santos avanza pasmosamente. Es bueno reconocer que el postconflicto involucra el superar y aclimatar las ya tradicionales confrontaciones político-militares y policivo-judiciales, contra narcos, minería ilegal, subversión, terroristas de izquierda, media, y derecha, y tantos otros actores sociales en conflicto con el Estado y la Sociedad en general, los ciudadanos inconformes, en fin.
Siguen las preguntas del millón: ¿Cómo fortalecer la presencia y la gestión del Estado en momentos de neoliberalismo salvaje? ¿Cómo asegurar, proteger y conservar nuestras extraordinarias reservas ambientales y naturales en forma de ecosistemas estratégicos?
Al parecer este asunto ya está claro en el gobierno Santos ¿lo está en Gobernación y alcaldías? Quizá el mayor reto de este proceso exige emprendimiento, creatividad e innovación, extremas. “Ante todo el compromiso de todos (100%)”.
Advertencia: ¡Por favor no se confunda con promesas electorales!
Adenda estratégica: El Huila y la región surcolombiana tienen la palabra.