La Nación
EDITORIAL

Navidad, una esperanza

El nacimiento de Jesucristo, marcó el ritmo de la humanidad y le dio otro sentido. Marcó una esperanza que hoy se mantiene viva en el mundo entero.

La llegada de Cristo abrió una era basada en la espiritualidad, erigida en la justicia, fundamentada en el amor.

Con Cristo nació una nueva era, un cambio de época. Cristo, dividió la historia y puso el amor como bandera. Abrió un camino, señaló un sendero.

Cambió el calendario, como señal externa de que la vida de los hombres había entrado en una nueva era: la Era Cristiana, Nuestra Era.

Desde entonces la vida se cuenta a partir del año cero. Un nuevo punto de partida. Un renacer. Un mundo que paraba para cambiar y crecer en humanidad, en grandeza.

Ningún otro nacimiento, de ningún otro ser sobre la tierra, se ha celebrado con tanto entusiasmo, perseverancia y esplendor como el de Cristo, la figuras más influyentes de la cultura occidental.

Con el nacimiento de Jesucristo muchas cosas comenzaron a cambiar radicalmente.

Cambió el rencor por el perdón, las desigualdades por la justicia y la igualdad de todos ante Dios y ante los hombres;  cambió el odio por el amor, cambió la muerte por la vida, cambió la vida sin sentido por un proyecto de vida cuya razón de ser es vivir para los demás, cambió el dolor inútil por el sufrimiento que se ofrece para salvar a otros. Cristo cambió el desaliento por la esperanza basada en la cruz asumida y resucitada.

La Navidad ha impregnado durante siglos una tradición llega de espiritualidad. Esa fe mueve millones de hombres en todos los rincones del mundo. Esa fe está en la esencia de la cultura cristiana. Esa conexión con lo sagrado, toca el corazón mismo de la existencia, el significado esencial, el  propósito y valor de la vida misma. Ese contexto le da un nuevo significado, un sentido más profundo deidentidad, de conexión, de continuidad y de pertenencia.

La Navidad en Colombia es una gran fiesta, es tiempo de recogimiento y unión familiar. Pero también una fiesta comercial que le resta en muchos casos, su esencia, su autenticidad.

Si un pueblo abandona sus mejores tradiciones, su memoria cultural, su historia y costumbres, pierde su esencia.  Cuando un pueblo abandona su espiritualidad, su mística, su religión, se empobrece, se amarga, se desintegra moralmente y se extingue.  

La Navidad es hoy un mensaje de esperanza, un espíritu de paz, una expresión de perdón. Solo así mantendremos viva la esperaza que significa un nuevo comienzo, una nueva ruta, una posibilidad para el reencuentro, pero ante todo para la paz. Hoy más que nunca, el país necesita la paz, como factor de crecimiento, como símbolo de reconciliación, como un nuevo renacer.
 
Para nuestros lectores, suscriptores y anunciantes, feliz Navidad.

“La Navidad es hoy un mensaje de esperanza, un espíritu de paz, una expresión de perdón”.

Editorialito

El Atlético Huila debe andar con prisa pero sin pausa en la selección de su nuevo equipo. El primero fue José Fernando Santa. Con la misma cautela debe actuar para escoger la nueva nómina que pueda atender los grandes desafíos del próximo torneo. En este caso, no debe haber receso. La sensatez debe primar antes que la premura. Paciencia y tacto, señor Patarroyo.