Fiel a sus convicciones inquebrantables, el presidente de Fedegán, José Félix Lafourie, en entrevista con LA NACIÓN volvió a arremeter contra el proceso de paz que adelanta el gobierno con las Farc, en Cuba, y descalificó la firma del primer acuerdo firmado que tiene que ver con el agro colombiano.
Lafourie fue llamado esta semana por el Directorio Nacional Conservador, junto con la ex ministra Martha Lucía Ramírez a una especie de consulta, con miras a iniciar la búsqueda de unos precandidatos presidenciables que den la cara por los ‘azules’ el año entrante.
Y aunque algunos sectores han interpretado el llamado como una propuesta, el presidente de Fedegán sostiene que se trató de una simple consulta, aunque no descartó de plano una posible precandidatura suya a la Presidencia de la República.
¿Cómo le fue con la reunión en el Directorio Nacional Conservador?
Fue una invitación a mover ideas, causas que claramente hacen parte del horizonte del Partido para que eventualmente se animen a hacer un proceso de candidaturas en los próximos meses.
¿Usted cree que seguramente lo llamaron a usted porque le ven perfil presidencial?
Supongo, porque como yo he tomado, dijéramos la determinación de enfrentar un proceso que claramente es gravoso para el campo, para el desarrollo rural, contrario a lo que se está diciendo desde el Gobierno. La única alternativa es mantener una postura y esa postura tiene audiencia, hay mucha gente que está con mi posición, con la de Fedegán, institucional en la defensa de sus intereses.
En ese sentido, ¿hay que interpretar que a usted no le gusta para nada el primer acuerdo firmado en La Habana?
Es que lo de La Habana es un catálogo de buenas intenciones, mucho ruido y poco acuerdo. Los temas sustantivos no están allí.
¿Pero no le parece interesante y provechoso ese acuerdo?
Si usted mira los discursos míos, los de cualquier dirigente gremial, o los planes de desarrollo de los últimos cinco gobiernos, dice lo mismo. Yo no le veo nada de histórico, ni ninguna gracia.
Por lo que usted acaba de decir, está claro que usted no cree en este proceso de paz…
No creo en el proceso de paz, no creo que se tenga que negociar el modelo de desarrollo económico ni mucho menos la ruralidad, con quienes durante 50 años lo han permanentemente expoliado. Cuántos ganaderos del Huila han asesinado, secuestrado, extorsionado las Farc. O es que el Huila todavía no tiene claro lo que fueron esos años terribles en donde en el departamento sacaban a la gente de debajo de las camas, en consecuencia no creo que ellos hayan cambiado, ni de actitud, ni tampoco sus pretensiones frente a la sociedad colombiana.
Y entonces, ¿qué hacer?
Las democracias se fortalecen derrotando el crimen y no negociando con ellos, en consecuencia nunca he creído en el proceso como tampoco creo que lo que está ahí planteado en el primer punto de la negociación, que supuestamente con grandes bombos lo que fue anunciado por el Gobierno y las Farc, se vaya a desarrollar. Pregunto si alguien ha hecho el ejercicio fiscal de saber cuánto cuesta eso, vamos a ver este año en el presupuesto de la Nación cuántos recursos apropian para arrancar ese largo proceso de lograr pagar o saldar esa deuda que se tiene con el campo colombiano.
Bueno, ¿y según usted, cuál es el proceso de paz que deberíamos adelantar, con quién?
No, un proceso de paz no. Usted, yo y 46 millones de colombianos somos respetuosos de la ley, en Colombia el mejor proceso de paz es que todos respetemos el Estado de Derecho, cumplamos las normas de convivencia. Y el Estado, cuando haya un ciudadano que no cumpla, que asesine, que secuestre, que hace actos de terrorismo, que recluta niños, que los violenta y los prostituye lo que tiene que hacer es confrontarlos y aplicarles el Código Penal, luego hacer que le paguen a la sociedad el daño que le han hecho. Pero estar negociando con cuanto bárbaro hay, precisamente violando los presupuestos del Estado de Derecho, me parece que es una antecedente inconveniente para el país.
¿Y los acercamientos que se hicieron con los grupos paramilitares, eso qué fue?
Fue un sometimiento a la justicia. ¿Usted recuerda algún episodio de negociación? Que pidieran una cosa u otra?
¿Qué hay del acuerdo de Ralito?
Eso fue una concentración para poder darle los instrumentos al sometimiento a la justicia a que eran acreedores. Es decir, conmutaban una pena y como siguieron delinquiendo, hoy están extraditados en Estados Unidos, como unos criminales.
Le insisto, ¿no le ve pies ni cabeza a un proceso de paz?
No, no le veo pies ni cabeza, honestamente. Y la razón me la dará el tiempo. Y ahora mucho más cuando estamos dependiendo del inmaduro de Maduro.
¿Usted sigue siendo tan uribista como antes?
Sigo siendo fiel y leal a mis convicciones, que buena parte de ellas pasa por el legado de Uribe.
¿Le interesa seguir en el proceso de buscar precandidato propio de su Partido?
Depende, cuando el Directorio tome la determinación de abrirlo, tomaré la determinación de ver si participo, o no en ese proceso. Por lo pronto sigo opinando.