La Nación
EDITORIAL

Nueva judicatura

Después de varios años de sortear con éxito varios intentos para desmontarlo y salir airoso de repetidas crisis, el Consejo Superior de la Judicatura pasará a la historia.
Los escándalos sucesivos, la falta de gestión y los lentos avances para agilizar el acceso y la modernización de la justicia, terminaron finalmente ahogando el principal organismo de origen constitucional para asegurar la independencia de la justicia.

Con su ineficiencia, el Consejo Superior de la Judicatura, creado en 1991, selló su propia sepultura. El organismo tiene los días contados y quedará en la historia del país como un mal ejemplo. La reforma que acaba de aprobar el Congreso sobre equilibrio de poderes, le dio la estocada final.

Eliminado el organismo, nacerán dos instituciones que reasumirán sus funciones en medio de grandes incertidumbres: El Consejo de Gobierno Judicial y la Gerencia de la Rama Judicial. También se creará la Comisión Nacional de Disciplina que asumirá las funciones de la cuestionada Sala Disciplinaria. Adicionalmente, habrá un órgano técnico encargado de la planeación estratégica de la Rama Judicial.

La intención inicial que originó la creación del CSJ no dio resultados: no fue un órgano administrativo autónomo, como lo estimaron los constituyentes. Haberle otorgado facultades disciplinarias terminó contaminándolo. Y para rematar la facultad del Presidente y del Congreso para elegir magistrados, terminó politizándolo. Sin embargo, estos vicios se mantienen en la nueva estructura. ¿Un paso en falso?

Durante estos 23 años de existencia el organismo demostró graves deficiencias en el manejo, seguimiento, evaluación y ponderación del funcionamiento de la Rama  y grandes debilidades en la planificación y ejecución del presupuesto. El esquema de administración empleado por el Consejo no dio los resultados deseados. Tampoco se logró la modernización de la justicia, la oralidad quedó a media marcha y los niveles de congestión siguen siendo alarmantes.

Con su sepultura, la justicia entrará en una fase de transición. Mientras se ajusta y se integran el nuevo esquema, la justicia entrará en un proceso de interinidad. ¿Qué pasará con los 4.000 empleados en todo el país, de planta y en provisionalidad? ¿Sigue en vilo las medidas de descongestión?

Con seguridad, el país entrará en otra fase de incertidumbre en la justicia, con una reforma que se aprobó a pupitrazo.

 
“Con su ineficiencia, el Consejo Superior de la Judicatura, creado en 1991, selló su propia sepultura”.

 
EDITORIALITO

Desde hace varios años Pitalito ha venido librando una dura batalla contra el analfabetismo. Por fin lo logro. Un indicador importante para una ciudad que le apuesta al desarrollo humano.