Es muy importante estar atento a todos los signos que indiquen que nuestros hijos puedan estar cayendo en el consumo de alcohol y aplicar los correctivos necesarios a tiempo, afirman los expertos. Es muy importante estar atento a todos los signos que indiquen que nuestros hijos puedan estar cayendo en el consumo de alcohol y aplicar los correctivos necesarios a tiempo, afirman los expertos. LA NACION, Neiva El consumo de alcohol en jóvenes, un problema que requiere prevención y tratamiento a temprana edad. La población joven es particularmente vulnerable a caer en esta conducta adictiva. De acuerdo con las más recientes estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, anualmente mueren 2,5 millones de personas a causa de las más de 60 enfermedades relacionadas con el consumo de alcohol. Más allá de los notables trastornos mentales o interferencias con la salud física o mental que la dependencia al alcohol produce, este flagelo está volviendo a ocupar grandes espacios en la opinión pública y entornos sociales, educativos y de la salud por las alarmantes cifras que el problema está alcanzando entre los jóvenes. El II Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar, revelado recientemente por los ministerios de Educación, Protección Social y de Justicia y Derecho, se constituye en la mayor evidencia de la magnitud de la problemática. Según el informe, el 40% de los escolares entre 11 y 18 años declaró haber bebido alcohol en el último mes, mientras que dos de cada tres escolares de Colombia, representados en este estudio, manifiestan haber consumido alguna bebida alcohólica en su vida (tales como vino, cerveza, aguardiente, ron, whisky u otras). Esto no es del todo extraño. La población joven es particularmente vulnerable a caer en esta conducta adictiva, dado que es en este período de la vida en el que comienza la interacción social por fuera del hogar y en que se pueden asumir conductas erróneas con el ánimo de “encajar” o de estar a tono con el ambiente de reuniones sociales en el que generalmente hay consumo de alcohol. De tal modo que en este período que los padres de familia deben estar particularmente atentos a los signos de alarma que se puedan presentar. De acuerdo con Marta Cecilia Suescún, directora Ejecutiva de la Fundación Libérate, “es muy importante estar atento a todos los signos que indiquen que nuestros hijos puedan estar cayendo en el consumo de alcohol y aplicar los correctivos necesarios a tiempo, pues esta es una de las adicciones más difíciles de superar y una de las que supone un mayor riesgo para la salud y el estado emocional de los pacientes y su núcleo familiar. Sin caer en la paranoia es necesario que los padres presten particular atención a las conductas y amistades de sus hijos durante esta época de la vida. Ahí puede estar la diferencia entre una vida feliz o una vida malograda”. “En prevención -dice Suescún- es de vital importancia que los muchachos cuenten con las herramientas necesarias para hacer frente a la presión de sus núcleos sociales, de sus amigos o compañeros. Por eso es necesario preparar a los jóvenes para tomar decisiones de vida, que aprendan a decir NO, y sobre todo que sientan y tengan la certeza de que puedan contar con su familia”. Destacadas 
‘Cuando la situación se presenta y ha sido detectada, las principales recomendaciones pasan por actuar de manera unida a nivel de la familia y acudir a entidades que puedan hacer un mayor y mejor acompañamiento’. 
“Lo importante es que las familias sepan que no están solas en este problema y que hay técnicas y programas altamente efectivos para el tratamiento de este tipo de conductas”. 
‘Los padres de familia deben estar particularmente atentos a los signos de alarma que se puedan presentar’. Signos de alarma ? Afán exagerado por la aceptación social: un adolescente en este tipo de situaciones es muy probable que padezca el problema o lo pueda padecer. ? Bajos rendimientos en sus labores: por ejemplo, cambios drásticos en sus promedios académicos. ? Contradicciones emocionales muy marcadas: evidencia de pensamientos y frases excesivamente contradictorios y reacciones exageradas. ? Vacío existencial: una marcada idea de falta de sentido de la vida y una elevada incapacidad de dar y recibir afecto. ? Baja autoestima: mayor sensibilidad a las menciones sobre sus defectos o situaciones constantes de tristeza. ? Aislamiento emocional: incapacidad de establecer una relación o un vínculo de acercamiento lo suficientemente verdadero y fuerte. ? Emotividad exacerbada: cambios bruscos de estado de ánimo, por ejemplo, paso de la euforia al sentimentalismo en segundos. ? Fantasías: vivir envueltos en fantasía de proyectos, de sueños, recuerdos e imágenes.
