Marcos Silva Martínez
Se catapultan evidencias del caos institucional, del colapso ético y moral del poder y de la resistencia de las ramas del poder público, para tomar decisiones que reviertan el caos institucional presente.
Los ciudadanos, delegan en los elegidos el ejercicio del poder. Y ellos deben regirse por altos estándares de rectitud, responsabilidad y honradez. Ocurre lo contrario en Colombia.
Todo el desorden, irresponsabilidad e inmoralidad en el ejercicio de los poderes públicos institucionales, nacional, regional y local, es consecuencia y prueba de la anarquía y caos evidentes.
El imperio de la concupiscencia e inmoralidad, en el sistema de salud, en el sistema de contratación pública, en el manejo del presupuesto público, en el régimen tributario, en el precario desarrollo económico-industrial, en el sistema de pensiones, en el modelo educativo, son pruebas del desgobierno, consecuencia de la irresponsabilidad del poder y de su condición de rehén de la politiquería, el clientelismo y de las organizaciones criminales de cuello blanco.
Se es corrupto e inmoral por acción u omisión.
El ejercicio del poder siempre está al servicio de élites económicas y sociales. En casi ocho años de presidencia del Sr. Santos, por iniciativa del ejecutivo, el congreso aprobó tres reformas tributarias. Todas fallidas, fiscal y socialmente, pero a favor del capital.
Otro tanto hicieron anteriores gobiernos, en diferentes sectores de la actividad pública. Y no se les dio la gana corregir el caótico sistema nacional de salud, para no afectar a los explotadores del criminal negocio de la salud, igual que en otros sectores de la administración.
El sistema de pensiones está colapsado. Vía presupuesto, en el 2017, destinaron más de $40 billones. De más de 6 millones de mayores de 65 años, solo 1.7 millones tiene pensión y más del 70% recibe menos de 2 salarios mínimos mensuales, mientras el 11% recibe el 86% de las mesadas, superiores a $15 millones. Y somos campeones en desigualdad e inequidad social. Tenemos la mayor tasa de desempleo del hemisferio.
La educación es un negocio para producir ganancias y mediocridad. La educación pública está en crisis total. Se requiere reformas a fondo. El poder intervenir, para proteger el perverso negocio. Se satura el país con Colegios y universidades de garaje (ver resultado Pruebas Saber 11 2017), bajo la anuencia y complicidad del poder. Ecuador dio ejemplo. En el año 2012, cerró definitivamente 14 universidades de garaje. A la juventud no la deben engañar. En materia de educación, hay papás que confunden el tocino con la velocidad y otros que creen que las palancas resolverán todo. Están engañados.
La dinámica problemática nacional, si no se controla, corrige y revierte, solo puede avizorar un futuro fallido para próximas generaciones. Los electores, deben apersonarse de los desafíos de tal amenaza.
Parece que ningún candidato quiere asumir las responsabilidades necesarias, para diseñar y comprometerse a aplicar correctivos capaces de cambiar el apocalíptico panorama y modelo económico-político.
Es necesario que el elector, en cuanto sea posible, defina metas para desarrollen los delegatarios del poder y fije a los candidatos condiciones a cumplir, para hacerse acreedores del voto.
Es imperativo moral y ético, de todo ciudadano, exigir a los gobernantes y contribuir para rescatar la nación de las garras de los corruptos y criminales de cuello blanco.