La Nación
COLUMNISTAS

Paja en el ojo ajeno

Los hechos de la frontera colombo-venezolana, la derecha y ultraderecha colombiana los  explotan  para sindicar y desprestigiar, lo que siguen considerando la amenaza socialista o comunista,  en el vecindario.  Ha habido derroche mediático de medios colombianos, muy afines a la esencia,   ideario, objetivos  y propósitos de la derecha y ultra derecha regional. Señalamientos bajo el mismo sesgo político  soportan los presidentes Correa y Morales a pesar de los logros alcanzados y reconocidos internacionalmente, en sus respectivas naciones. Ellos han gobernar bajo objetivos concretos, para alcanzar resultados para beneficio general.

El presidente Santos ha tratado de mostrar  un manejo medianamente  moderado,  del problema en general. Siempre bajo el asedio y presión de los círculos usufructuarios  del poder económico y político nacional e internacional. Es lectura que se puede hacer por la actitud de algunos senadores, ex presidentes, jefes de la alta burocracia, gamonales y seudo-dirigentes políticos, que solo ven la paja en el ojo ajeno, sin analizar y reconocer causas, hechos y circunstancias que propician los hechos. 

Cualquier ciudadano sensato, de mentalidad constructiva e independiente, libre de las mezquindades de la codicia del poder político mezquino y excluyente, debe aceptar,  reconocer  y respetar  la soberanía y marco legal  de cada nación y proceder en consecuencia.

¿Por qué, esos compatriotas que afrontan las dificultades de la expulsión  desde Venezuela, tuvieron que salir de su propia patria a probar suerte en otra nación?
Porque el poder político y económico excluyentes e irresponsables no les facilitó condiciones de trabajo y residencia en su propia tierra. Y por eso en Colombia  hay más de 10 millones de compatriotas en la indigencia,  más de 20  millones en la pobreza, más de 3 millones sin empleo y más de 10 millones de la población laboralmente activa en la informalidad. Es la viga que no quiere ver el poder económico y político colombiano, en su propio ojo.

No se trata de exculpar de toda responsabilidad al gobernante del país vecino. Ha podido cometer muchos errores.  Pero en Venezuela residen más de 5 millones de colombianos, desde hace años, con garantías de trabajo y protección de propiedades. Pero también llegan maleantes a pescar en río revuelto o bajo consignas y comisiones definidas, a sembrar el caos.

Los altos burócratas y ex burócratas colombianos, que condenan a las autoridades del país vecino, por lo que califican de violación de derechos humanos y hasta de delitos de lesa humanidad, han guardado silencio cómplice, ante el desplazamiento interno  y externo colombiano, en muchos casos expulsados violentamente de sus propias tierras, bajo amenaza de muerte o  intimidación y masacres. Los desplazados internos superan los cinco millones, con miles de  muertes, generalmente  impunes,  sus autores intelectuales.
Cuando por el acoso de la necesidad invaden un barranco de un terrateniente urbano o rural, para improvisar un cambuche, son generalmente desalojados por le policía, y destruidos sus ranchos violentamente, bajo amenaza armada y  acción de gases lacrimógenos.
Después de 3 años, la ley de víctimas y restitución, es una farsa burocrática y los crímenes continúan. La acción del capital y la derecha es criminal.
¿Quién, cómo y por qué derrocaron a Salvador Allende? ¿Quién contrató, entrenó y pagó a los Contras de Nicaragua? La derecha y el militarismo al servicio del capital.