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¿Paso en falso? – Luis Alfredo Ortiz Tovar

Pretendiendo ser coherente en lo personal con la postura asumida en pasado artículo, donde grosso modo consideraba que el país debería acatar el fallo Pretendiendo ser coherente en lo personal con la postura asumida en pasado artículo, donde grosso modo consideraba que el país debería acatar el fallo proferido por la Corte Internacional de justicia, amén de poseer algunos ribetes de injusto, me asalta la duda si al denunciar el llamado “Pacto de Bogotá”, que no consiste en cosa distinta que renunciar a que dicho organismo Jurisdiccional en futuras controversias con otros o con el mismo estado nicaraguense, asuma la competencia para conocer y decidir por las vías del derecho algún tipo de discrepancias dentro del derecho internacional. Y es que la decisión de salirse del referido pacto, al fragor de lo que el país político piensa, resulta a guisa de rapidez la mejor de las vías. Tal cual somos: cuando alguien mata o roba en moto, prohibamos las motos, cuando las leyes no sirven, cambiemos los código, sin detenernos en las verdaderas causas que generan los problemas, como si “las calenturas estuvieran en las sábanas”. Por eso problemas históricos como el narcotráfico, la corrupción, la delincuencia de cuello blanca y negro, nunca han dejado de seguir siendo  problemas. El derecho como institución, se creó de tiempo atrás no solamente como una forma de regular la convivencia entre los seres humanos, sino de convivir también entre Estados, y nosotros hacemos parte de la Comunidad Internacional. En lo regional a través de la Organización de los Estados Americanos OEA, y desde lo universal mediante la Organización de las Naciones Unidas ONU. Ambos estamentos con organismos Jurisdiccionales. Así las cosas, si el Derecho no es la vía para resolver las controversias, ¡será que es suficiente los buenos oficios de otros Estados, o el arreglo directo entre opositores? Me genera preocupación que andemos un nuevo ingrediente a la forma como la comunidad internacional nos mira, no obstante los esfuerzos para que así no nos vean; que seamos o sigamos siendo un país de narcotraficantes, de funcionarios públicos corruptos, de violadores de los Derechos Humanos, de país que mas aporta a los desplazados del planeta, a pasar al país que sale corriendo cuando las decisiones judiciales nos sean adversas. ¿Porqué no pensar mejor en que debemos preparar  a nuestros defensores internacionales, o mas bien escoger a quienes tienen los méritos para hacerlo y ejercer una política de defensa del Estado con probidad, sin engrosar las filas de las personas que asumen cargos y funciones obedeciendo al vaivén de la conveniencia política? ¿Será posible?….al tiempo.