FERNANDO POLO/LN
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Un claro mensaje de reconciliación entre todos fue lo que dejó la visita del Papa Francisco a Colombia, quien desde su llegada el miércoles anterior a Bogotá hasta su despedida ayer en Cartagena, no desistió de pedir por la paz y por los más necesitados.
Ayer, en su último día de visita, madrugó a despedirse de los bogotanos; desde la 7:45 de mañana se subió al papamóvil que lo esperaba en la sede de la Nunciatura Apostólica, en el barrio Teusaquillo de Bogotá, donde se hospedó. Desde allí inició el recorrido hacia el aeropuerto de Catam para tomar el avión que lo llevaría a Cartagena, destino que eligió para su quinto día de visita.
En Cartagena fue recibido al ritmo de cumbias y expresiones folclóricas del caribe colombiano. Le pusieron un sombrero vueltiao y varios niños danzaron mientras el Papa impartía bendiciones para los asistentes al aeropuerto Rafael Núñez.
La primera visita que realizó en la heroica fue a la Plaza de San Francisco, donde tuvo un encuentro con personas de los sectores marginales de Cartagena. Allí el Papa Francisco realizó una oración por los más necesitados y por las personas que ayudan a los más desprotegidos.
“Bendito seas, Señor, Dios de misericordia, que en tu hijo nos has dado un admirable ejemplo de caridad y por él nos has recomendado vivamente el mandato del amor”, dijo Francisco después de conocer los proyectos María Revive y Talitha Qum, que se ocupan respectivamente de dar techo y comida a los más desfavorecidos y de rescatar a las niñas de la violencia y el abandono.
Y agregó en su oración: “dígnate colmar de tus bendiciones a estos servidores tuyos, que quieren dedicarse generosamente a la ayuda de los hermanos; haz que, en las necesidades urgentes, te sirvan fielmente con una entrega total en la persona del prójimo”.
Seguidamente el Papa saludó a decenas de personas y finalmente visitó la casa de la señora Lorenza, que cada día se ocupa de dar comida a niños de San Francisco.
De allí partió para el Santuario de San Pedro Claver, donde el Sumo Pontífice rezó frente a las reliquias del “esclavo de los esclavos”, luego leyó el Ángelus.
Durante la visita a la barriada de San Francisco, el papa presentó un pequeño corte sobre la ceja y un golpe en el pómulo izquierdo debido a que se golpeó con el cristal del papamóvil al agacharse para saludar a un niño. El incidente no alteró la agenda, simplemente le limpiaron y le colocaron una pequeña venda en la ceja. Así prosiguió el recorrido y cuando los periodistas le preguntaron qué le había pasado, en medio de una sonrisa y haciendo alarde del lenguaje costeño expresó: “me dieron una puñada”.
EL ÁNGELUS
En el Ángelus el Papa se refirió a la Virgen de Chiquinquirá, a San Pedro Claver y al problema que está viviendo Venezuela.
“Todos juntos rezaremos el Ángelus, recordando la encarnación del verbo. Y pensamos en María, que concibió a Jesús y lo trajo al mundo. La contemplamos esta mañana bajo la advocación de Nuestra Señora de Chiquinquirá”, dijo el Santo Padre.
“En esta iglesia -continuó- le rezaremos a María, que se llamó a sí misma la esclava del Señor, y a San Pedro Claver, el esclavo de los negros para siempre, como se hizo llamar desde el día de su profesión solemne”.
Finalmente se refirió a Venezuela, pidió que ese país pueda salir de sus problemas por medio de la democracia y sin perjuicio de los más desprotegidos.
“Queridos hermanos y hermanas: desde este lugar, quiero asegurar mi oración por cada uno de los países de Latinoamérica, y de manera especial por la vecina Venezuela. Expreso mi cercanía a cada uno de los hijos e hijas de esa amada nación, como también a los que han encontrado en esta tierra colombiana un lugar de acogida”, dijo el Papa Francisco.
Agregó que “desde esta ciudad, -Cartagena- sede de los Derechos Humanos, hago un llamamiento para que se rechace todo tipo de violencia en la vida política y se encuentre una solución a la grave crisis que se está viviendo y afecta a todos, especialmente a los más pobres y desfavorecidos de la sociedad. Que la virgen santísima interceda por todas las necesidades del mundo y de cada uno de sus hijos”, concluyó.
A CONSTRUIR LA PAZ
En la homilía celebrada en Contecar en Cartagena, el Papa Francisco fue contundente en su mensaje a los colombianos para que entre todos busquemos la paz. “Solo si ayudamos a desatar los nudos de la violencia, desenredaremos la compleja madeja de los desencuentros”, dijo durante su última homilía antes de despedirse de Colombia.
“En estos días escuché muchos testimonios de quienes han salido al encuentro de personas que les habían dañado. Heridas terribles que pude contemplar en sus propios cuerpos; pérdidas irreparables que todavía se siguen llorando, sin embargo han salido, han dado el primer paso en un camino distinto a los ya recorridos. Porque Colombia hace décadas que a tientas busca la paz y, como enseña Jesús, no ha sido suficiente que dos partes se acercaran, dialogaran; ha sido necesario que se incorporaran muchos más actores a este diálogo reparador de los pecados”, agregó.
El Papa Francisco se fue muy conmovido por las historias de las víctimas, pero también muy satisfecho por el perdón que ellas ofrecieron a sus verdugos, nos recordó que no se pueden obviar los procesos de la gente.
“Hemos aprendido que estos caminos de pacificación, de primacía de la razón sobre la venganza, de delicada armonía entre la política y el derecho, no pueden obviar los procesos de la gente. No se alcanza con el diseño de marcos normativos y arreglos institucionales entre grupos políticos o económicos de buena voluntad”, anotó.
“Jesús, -prosiguió- encuentra la solución al daño realizado en el encuentro personal entre las partes. Además, siempre es rico incorporar en nuestros procesos de paz la experiencia de sectores que, en muchas ocasiones, han sido invisibilizados, para que sean precisamente las comunidades quienes coloreen los procesos de memoria colectiva”.
Destacó que “el autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una elite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural”.
El Papa Francisco insistió en su mensaje de reconciliación: “estoy seguro de que hoy rezamos juntos por el rescate de aquellos que estuvieron errados y no por su destrucción, por la justicia y no la venganza, por la reparación en la verdad y no el olvido. Rezamos para cumplir con el lema de esta visita: “¡Demos el primer paso!, y que este primer paso sea en una dirección común”.
En la homilía en Contecar, en Santo Padre también hizo un enérgico rechazo al narcotráfico, la trata de personas y el lavado de dinero, pidió rezar por todos esas personas que han fallecido por estas causas y también por las que han ofrendado su vida por combatir estos flagelos.
Luego, el Papa se despidió diciendo: “Al terminar esta celebración, deseo agradecer a monseñor Jorge Enrique Jiménez Carvajal, arzobispo de Cartagena, las amables palabras que me ha dirigido en nombre de sus hermanos en el episcopado y de todo el pueblo de Dios. Saludo al señor presidente Juan Manuel Santos y a las autoridades civiles, y a todos los que han deseado unirse a nosotros en esta celebración eucarística, aquí o a través de los medios de comunicación”.
“Agradezco el esfuerzo y colaboración para haber hecho realidad esta visita. Son muchos los que han colaborado dando su tiempo y su disponibilidad. Han sido días intensos y hermosos en los que he podido encontrar a tantas personas, y conocer tantas realidades que me han tocado el corazón. Ustedes me han hecho mucho bien”, finalizó.
Hacia las siete de la noche el Papa y su comitiva fue despedida en el Aeropuerto Rafael Núñez de Cartagena, en el lugar hubo llanto y sentimientos de aprecio por el Sumo Pontífice.
El Sumo Pontífice estuvo en el sector de la barriada de San Francisco, uno de los sectores más pobres de Cartagena.
En Contecar el Papa Francisco celebró su última homilía en su visita a Colombia.
Por abrazar un niño el Papa se golpeó la ceja y el pómulo contra el papamóvil.