Eso dijo a LA NACIÓN.com.co el hijo del piloto que se accidentó en un avión en La Macarena, Meta. Por condiciones climáticas aún no se ha podido descender a verificar si el piloto y cuatro tripulantes quedaron vivos
No es fácil para Daniel Andrade, hijo Alfonso Andrade, el piloto del avión de la aerolínea Aliansa accidentado en el Meta, contestar el teléfono. Menos, hablar de lo que le ocurrió a su padre de quien no tiene mayores noticias.
El hombre piloteaba una aeronave tipo DC3 de matrícula AK 4700 desde Villavicencio hasta Florencia cuando al parecer se accidentó en zona boscosa de Macarena, Meta.
Desde el jueves pasado al medio día empezó la búsqueda del avión cuando se perdió la comunicación y solo hasta ayer se encontró el aparato accidentado.
“No ha sido fácil llegar hasta el avión por las condiciones climáticas. Tienen que descender con una cuerda, por rapell porque no hay dónde aterrizar. Ese sector está tapado, nubado, el avión sí está localizado, ya lo vieron, pero no han podido llegar”, contó Daniel a LA NACIÓN.com.co.
El joven tiene las esperanzas en que su padre esté con vida. “Todavía existe la posibilidad de que hayan sobrevivientes. A penas se perdió el contacto con el avión, pasando La Uribe, Meta, empezó la búsqueda de reconocimiento por parte de la Fuerza Aérea y volando bajito encontraron el avión estrellado, se copiaron las coordenadas, tomaron videos y ya”, narró Daniel.
El avión, según contó el hijo del piloto, quedó destrozado. “Él se comunicó por última vez con mi mamá, eso fue el jueves pasado en la mañana, acababa de hacer un vuelo y le dijo que el clima estaba muy malo”, expresa.
Alfonso Andrade es un piloto neivano. Aún se desconoce si está con vida. Tampoco se tiene noticia de cómo se encuentran los otros cuatro tripulantes.
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