La Nación
COLUMNISTAS

Pobreza e inseguridad por: Marcos Silva Martínez

Los hechos violentos y la inseguridad, se diversifican y extienden por toda la geografía nacional. Ya parecen salidos de borda. Los  hechos violentos y la inseguridad, se diversifican y extienden por toda la geografía nacional. Ya  parecen salidos de borda.  Las decisiones y acciones de las autoridades, no producen los efectos esperados. Hay mucha retórica y poca efectividad. Es imperativo reconocer las causas específicas. Parece que los gobiernos, no quisieran tomar decisiones para  revertir y superen las causas profundas, de la violencia. Están identificadas. Deben tratarse con pragmatismo hasta revertirlas. Sin lograrlo,  es imposible construir ambiente de convivencia y armonía social. La convivencia y la armonía social, se construyen con inclusión social y esta, exige la equidad económica. Un país, con más del 65% de su potencial laboral, desempleado, en la informalidad e inactiva, no puede garantizar seguridad, en el presente ni futuro. La economía básica, la de mayor generación de empleo, está creciendo por debajo del crecimiento demográfico. Gremios y gobierno, se ufanan del crecimiento promedio económico, dizque supera el 4%. No  explican al  Pueblo, que el sector minero, crece por encima del 30% y solo benéfica a las multinacionales. Y que en consecuencia, los sectores de mayor generación de mano de obra, no crecen o se contraen. Se concluye, al comparar los guarismos oficiales, de crecimiento por sectores. La riqueza del subsuelo, debe explotarse pero debe negociarse con las multinacionales con sentido de soberanía y de responsabilidad social. Las exenciones y eluciones, superan el factor de participación.    La participación de utilidades, si se utilizaran responsablemente, podrían dinamizar sectores que demandan mano de obra, como el agrícola. El régimen, prefiere importar más de 10 millones de toneladas de alimentos anuales, que producirlos en el territorio nacional. Este hecho hace perder más de 3.000.000 de puestos de trabajo, directos e indirectos. El desempleo y la baja remuneración, es catalizador de actividades ilegales y de la violencia. ¿Qué puede discurrir en el imaginario de una juventud, sin ingresos, sin recursos familiares, sin futuro y sin esperanza? Informaciones señalan que los jóvenes entre 18 y 25 años, padecen desempleo por encima del 28%. Que el 52% del potencial laboral está en la informalidad (9 millones) y gana menos de un salario mínimo. Son cifras que reflejan la gravedad del problema socioeconómico y  explican las causas de los altos niveles de inseguridad y de pobreza nacional. La concentración desenfrenada de la riqueza, y la corrupción desbocada, dejan a la deriva a mucha población. Son responsables de que más del 45% de población se ubique por debajo de la línea de pobreza y en la indigencia. El  70% de los asalariados devengan menos de dos salarios mínimos. Las políticas del gobierno, deben estar dirigidas a reducir los índices de pobreza, a democratizar el acceso a la propiedad y al disfrute de los bienes del desarrollo y de la tecnología. Este es el país que tenemos.