La Nación
Propiciar una cultura del encuentro 1 3 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Propiciar una cultura del encuentro

Alguna vez un periodista de la BBC de Londres le preguntó a madre Teresa de Calcuta: -madre, ¿cuál es a su juicio el problema más grande del hombre moderno?-. Ella sin vacilar respondió: -La soledad-. En verdad, qué respuesta tan acorde con la realidad. La pandemia ha agigantado esta cruda experiencia. El hombre consumista se llena de artefactos como una repuesta a su ansiedad insatisfecha y nada lo llena. En un análisis sobre la felicidad que adelantó una empresa encuestadora de este tipo de hechos sociales, constató que Dinamarca estuvo a la vanguardia de los países más “felices”. Sí, pero a la par, en el mismo país el 47% de la población consume antidepresivos. ¿Entonces? En los países que lo tienen todo, es donde ocurre el mayor número de suicidios; para la muestra, los países nórdicos, Japón, Nueva Zelanda. Por favor, no es suficiente lo material. Negar la dimensión espiritual del hombre, es castrar al hombre. El mundo de las tecnologías de la información, por cierto, muy importantes, ha desplazado el encuentro personal.

Por favor, el hombre no es un robot, él necesita encontrase con el otro; la máquina no lo llena, el código de barras lo hace una serie, lo despersonaliza. Esos llamados edificios inteligentes, ciudades inteligentes, son en la práctica, deshumanizantes. El ser humano por esencia es social, no se puede mutilar esta dimensión humana. Es verdad, las tecnologías de la comunicación agilizan los procesos; sí, pero, ¿a qué precio? Por favor, no se trata de sacar de tajo todos estos avances en las comunicaciones, sino de darles su justo puesto. No hay nada más fastidioso e irrespetuoso, por decir lo menos, que esté hablando con alguien y éste esté pegado a su celular. Señores ejecutivos, ¿Por qué son tan arribistas? Atienden al público poniendo en su escritorio dos teléfonos móviles. Permítanme decirles, ¿usted es necesario?, ¿sin usted se acaba la empresa? Por favor, ¿no es más rentable, entregarle el aparato móvil a su secretaria para que ella le pueda poner al día las llamadas y entonces, usted prioriza las respuestas? Permítame preguntarle, ¿dónde se siente usted bien? Pues, donde es atendido, valorado, reconocido; cuando usted no es un código sino una persona. Qué cosa tan molesta, visitar a una persona y ésta no tiene tiempo para atenderlo. Con frecuencia por atender “a los de afuera”, perdemos a los cercanos. El llamado mundo de las comunicaciones ha llegado a las groserías más flagrantes. Hay gente cínica en el manejo de las comunicaciones. Usted debería apagar el teléfono móvil el fin de semana y dedicar ese hermoso tiempo a su familia: sus hijos los necesitan; ellos quieren encontrarse con sus padres y los padres tienen necesidad de encontrase con sus hijos. El encuentro personal es insustituible. ¿Cuándo volveremos al trato y relación personales? No cabe duda que la virtualidad agiliza procesos y optimiza el tiempo y los recursos, sí, pero por favor, manejemos con racionalidad este avance tecnológico.

+ Froilán, obispo de Neiva