Flora Perdomo Andrade
Es inevitable sentir dolor, tristeza y muchas veces impotencia cuando conocemos de los innumerables casos que a diario se reportan y que dan cuenta de acciones de violencia contra los niños. Realmente se trata de una situación compleja que resulta difícil de comprender a la luz de la condición humana, pero que es real, está latente y que hoy es más visible por la acción de los medios y la tecnología.
En la cabeza de las personas normales – que somos la mayoría – resultan inaceptables comportamientos que son propios de seres irracionales y que van en contravía de principios, pero además causan indignación, por eso, la acción contra este tipo de hechos debe ser una premisa sobre la cual nos debemos regir, para que en el algún momento estos actos abiertamente reprochables se dejen de presentar.
Las cifras son contundentes, según medicina legal, en lo corrido del presente año, se han realizado, cerca de seis mil 500 exámenes médicos, por presuntos delitos sexuales contra menores de edad, un dato abiertamente impresionante que refleja la magnitud del problema social, cultural y jurídico que enfrentamos, lo que ha originado reacciones de la sociedad intentando parar estas acciones que como bien se sabe, en su gran mayoría tienen como protagonista a un familiar o persona cercana al entorno de la víctima.
La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Lina María Arbeláez, tiene razón cuando llama a la sociedad colombiana a que convirtamos a los niños en el centro de todo y que bajo ninguna circunstancia callemos actos violentos contra ellos, pensando en su futuro y en las consecuencias que los ataques contra los más vulnerables pueden producir en su desarrollo psicosocial; entregó un dato aterrador, dijo que la entidad a su cargo, mantiene en la actualidad medidas especiales de protección para más de 62 mil niños colombianos, de los cuales el 56 por ciento son de sexo femenino, lo que demuestra claramente que la raíz del problema está en la familia, pero también en los entornos sociales en los que crecen y se desarrollan los menores y que ello obliga a que los padres estén más cerca y más pendientes de los pequeños para de esa manera mejorar su nivel de protección, no sin antes advertir que en muchos de los casos, uno de los padres o personas más cercanas termina siendo el agresor.
Los expertos consideran que es necesario evaluar el tipo de educación, los niveles sociales, además advierten que el código de Infancia y Adolescencia indica claramente que la protección de los menores es una responsabilidad compartida, de la familia, la sociedad y el Estado, lo que nos compromete a que debamos generar acciones como la aprobación de la Ley que establece la Cadena Perpetua para Violadores y que justamente ayer fue promulgada por el Presidente Iván Duque; una medida inédita en el ordenamiento jurídico colombiano y controversial por parte de algunos sectores. En nuestro caso consideramos que era necesario dar ese paso, primero ante el incremento de casos y segundo por la laxitud de las leyes colombianas que propendían por la impunidad, dando lugar a castigos más severos. Pero no nos debemos quedar allí, hay que pensar en otras medidas y leyes que ayuden en ese propósito, la sanción social, el registro único de violadores y la efectividad del aparato estatal que debe desarrollar políticas para que los menores crezcan en condiciones adecuadas. La sociedad debe avanzar hacia cambios en aspectos culturales, el machismo, el sometimiento del débil son factores que han incidido en este tipo de violencia, pues mantenemos la percepción patriarcal que nos impide una visión mucho más amplia y equitativa a la hora de entender y hacerle frente a todo acto que atente contra los menores de edad. Ahora contamos con un nuevo instrumento que espero sea un camino hacia abordar este fenómeno social con mayor fortaleza jurídica, sin dejar de lado la educación, la formación y la información complementos fundamentales para efectivizar las acciones de cuido y protección a la niñez.
La Fiscalía asegura que 18 niñas, han sido reportadas como asesinadas el presente año, – el dato puede ser mayor – entre ellas Salomé, quien fue violentada sin compasión y que hoy es mártir de la irracionalidad humana, pero también símbolo de esperanza en procura de hacer que todos debamos comprometernos y actuar para transformar esa dolorosa realidad que nos está marcando y que nos pone ante el mundo como un país que le hace daño a su futuro.
Nota: El pasado lunes, se dio inicio a la tercera legislatura en el Congreso de la República. El principal reto, proyectar y trabajar por la reconstrucción del país y buscar alternativas que contribuyan a reducir los impactos de la pandemia. Nos corresponde trabajar en la reglamentación de leyes como la de Compras Públicas y Cadena Perpetua. Seguiremos en el camino de leyes en favor del sector agropecuario, la mujer y la niñez que han sido el norte de nuestro actuar legislativo. Insistiremos en la reforma política, en la defensa de los acuerdos de paz y el control político a las decisiones del Gobierno. Estaré atenta a defender los intereses de nuestro departamento.
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