A los desaciertos económicos del actual gobierno se agrega el estancamiento del gasto de los hogares colombianos. En todo 2016 se esperaba, según las proyecciones del gobierno, un crecimiento aprox. del 5% y, tal como vaticinaron los expertos (Banco de la República, Dane, etc.) se decía que en el segundo semestre del año pasado se restablecerían todos los indicadores económicos tan golpeados por el bajón de los precios del petróleo y su impacto en el resto de la economía nacional. Pero no ocurrió así a pesar de que la inflación efectivamente se redujo pero no lo suficiente. Por el contrario, en el renglón específico de bienes y servicios en la llamada temporada navideña, los gastos se redujeron 5.8% según el analista de mercado Raddar, 250.000 millones de pesos menos. ¿Qué ocurrió? Dos factores pesan como causas. Uno, la tasa de desempleo, aunque subió muy poco (medio punto porcentual; pasó del 8.7% al 9.2%) mantuvo casi estable el número de desempleados lo cual hace que no participen de la “canasta navideña”. Al mismo tiempo, la informalidad que en Neiva, por ejemplo, llega a 52%, la segunda más alta del país después de Riohacha, confirma que los ingresos de buena parte de los colombianos solo alcanzan para lo básico. Dos, la expectativa de la reforma tributaria y especialmente el incremento del IVA del 16 al 19% en términos generales, llevó a los consumidores a apretarse el cinturón pensando en que este incremento afectaría notoriamente el nivel total de gastos. Esto a pesar de que muchos comerciantes utilizaron el crecimiento anunciado para “aprovechar” que en diciembre no entraba en vigencia el nuevo IVA.
Esta realidad se acaba de manifestar en la encuesta de opinión del gobierno según Caracol en la que el nivel de desaprobación del presidente Santos en su gestión económica volvió a niveles cercanos al 70%. La gente ya no traga entero y reacciona de inmediato a estos desaciertos agachando los pulgares en señal de desaprobación.
Por todo esto, la junta del Banco Emisor mantuvo la tasa de interés de referencia sin variación cuando el mismo gobierno esperaba otros 25 puntos básicos de reducción. Esto, obvio, sigue dificultando el comportamiento del consumo interno pero, al mismo tiempo, reconoce que las decisiones de Trump pueden afectar los niveles de inversión extranjera particularmente su decisión de atraer a inversionistas gringos para que inviertan en su propia nación. Lo mejor es seguir apretando la correa y mejorando nuestras realidades económicas para lograr mayor margen de maniobra.