La Nación
Purim 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Purim

Para algunos sabios judíos y místicos, Purim es el día más importante del calendario hebreo, incluso por encima del Yom Kippur (día del perdón). Acorde al calendario hebreo, esta fiesta es celebrada el jueves 17 de marzo del año en curso. Asimismo, una interpretación bastante interesante de los estudiosos de la Torah (pentateuco) y demás bibliografía hebrea, correlación la ejecución de los 10 cabecillas nazis en Nuremberg del año 1946 con los nombres de los 10 hijos del malvado Hamán, que al igual que Hitler buscaba la aniquilación de los hijos de Abraham. Y, es que, las ultimas palabras de Julius Streicher antes de dar su ultimo respiro fueron: “Purim Fest 1946”. Streicher uno de los primeros lideras nazis y además editor del diario antisemita “Der Stuermer” (“El Atacante” en alemán).

Hadassah, una belleza de otro mundo, así como el mirto que tiene un olor agradable, pero carece de sabor. El mirto se asocia con la pureza, la fidelidad, la fecundidad, así como Hadassah en un sentido puro amaría a su pueblo, sería fiel a él y daría posteridad a Israel. Sin embargo, se le conoce como Esther, que es mirto también o estrella del desierto, así como Esther fue una estrella en el desierto para el pueblo hebreo.

Hashem (Dios en hebreo) por medio de Esther ratifica su pacto con los hijos de Yaacov y por medio de Benjamín, su hijo menor –con Rachel–; pues Esther era de esta tribu junto con Mordechai. Asimismo, Mordechai descendía del rey Saúl y fue quien reivindicó a este con respecto al triunfo sobre Agag, en esta generación contra los agagitas de Hamán.

Hamán representa el mal en este mundo y el odio contra el pueblo judío, tal como Agag rey de los amalecitas o amalequitas se había constituido como enemigo de Israel y su fin era el exterminio de los hijos de Abraham. Pero Esther no lo permitiría, así como no lo permitieron sus ancestros. Esta “estrella de la noche” que era Esther, la mujer más bella de su generación fue criada por su primo Mordechai que representa el bien, en contraposición con Hamán y que representa junto a Esther el amor por su pueblo, un amor puro, real y tangible.

El exilio en Babilonia hubiese podido ser el fin de la nación de Hashem (del reino de Judá), pues la asimilación y los ataques a los judíos por su diferencia espiritual, hubiera podido terminar en la disolución del pueblo.

Esther era tan hermosa que captó la atención del rey Asuero de forma inmediata. Pero, Esther no solo era bella de figura y hermosa de apariencia, también era de corazón humilde y su fe en Hashem era infinita. Es particular el caso de Esther incluso en este sentido, pues la belleza física en el ser humano puede convertirse en presuntuosidad y soberbia, pero este no era el caso de Esther o Hadassah.

La providencia divina de Hashem hacia su pueblo está demostrada de forma implícita en la historia de Esther y Mordechai, desde un principio y hasta el fin, se puede percibir como la Shejiná -la Divina Presencia- que demuestra la chispa divina que irradió a Esther; ya que, la restauración del mundo debe ser perpetrada no por quienes viven fuera de él o a distancia, sino por quienes están dentro de él, gozan de él, lo comprenden y lo conocen.