La Nación
EDITORIAL

Regalías a paso lento

Lo que nos faltaba. Además del ‘tijeretazo’ de las regalías, ocasionado por la lesiva reforma del sistema; las demoras en los giros y la reducción de las participaciones por el desplome del precio del crudo a nivel mundial, se suma ahora la baja ejecución de los recursos, que permanecen en las arcas del sistema financiero.

Según la Contraloría General de la República con corte al 30 de marzo del 2015, la ejecución, era apenas del 12 por ciento sobre un presupuesto de inversión de 18,1 billones de pesos. El mismo reporte señala que en las regiones cerca de  siete billones de pesos permanecen en las cuentas bancarias. Increíble. El 58 por ciento de los recursos engavetados pertenecen  a los departamentos y el 42 por ciento corresponde a los municipios.

Según el organismo fiscalizador, los giros corresponden al 90 por ciento del valor de proyectos aprobados (unos 14 billones de pesos). Las cifras son alarmantes.

Mientras las regiones, como el Huila, registran inmensas necesidades básicas insatisfechas y soportan severas reducciones de sus recursos de inversión, resulta contradictorio que los dineros permanezcan congelados en las cuentas bancarias. Y más cuando la mayoría de los proyectos aprobados, corresponden a obras de agua potables y saneamiento básico; educación y salud.

Los organismos de control deben evaluar las razones de la baja ejecución de regalías para determinar las responsabilidades. Es cierto que muchas de ellas se deben a las numerosas “trabas” colocadas por el gobierno central para priorizar y viabilizar los proyectos.

Con frecuencias  alcaldes, gobernadores y jefes de planeación se quejan de las barreras en los órganos de control, como los Ocad, que se han convertido no en filtros para asegurar la transparencia sino en obstáculos para frenar las inversiones.

Esas circunstancias no justifican la incapacidad institucional de las regiones para estructurar y presentar proyectos de impacto, acorde a los nuevos requerimientos. Tampoco se justifica por una débil capacidad de gestión y ejecución de los recursos por parte de las entidades territoriales.

Y se suma, desde luego, otras circunstancias, como el embeleco de la “ley de garantías” que sólo sirven para frenar la inversión de los grandes proyectos. Los municipios no tienen la capacidad técnica ni operativa para abrir todas las licitaciones públicas al mismo tiempo para obras cuyos recursos han venido congelados. Muchas obras, prioritarias y urgentes, quedarán pendientes para los próximos gobiernos, porque a los actuales mandatarios no les alcanzará el tiempo para iniciar las obras. ¿Qué tal?

“Los organismos de control deben evaluar las razones de la baja ejecución de regalías para determinar las responsabilidades”.

 
EDITORIALITO

Vergonzosos los resultados de las consultas internas de los partidos. La poca concurrencia, como estaba previsto, es el reflejo de la apatía de los ‘caciques’ para democratizar los partidos.