La Nación
EDITORIAL

¿Se justificó el paro?

 El acuerdo entre el gobierno y Fecode no caló en la mayoría de los maestros del país.

Los incrementos salariales graduales, así como el reconocimiento de una bonificación para los maestros del grado 14 representan un avance en términos de nivelación salarial para los docentes antiguos, cubiertos por un régimen especial. El acuerdo, a juicio de una inmensa mayoría de educadores, no colmó las expectativas del magisterio colombiano.

Tampoco se logró un acuerdo para aumentar la inversión en educación, esencial para mitigar la crisis en materia de infraestructura, calidad, cobertura, primera infancia y permanencia en el sistema educativo.

Según un estudio de la Fundación Compartir, se requiere invertir tres puntos adicionales del PIB para lograr cambios estructurales en el sistema educativo. Nada de eso quedó consignado en los acuerdos.  El estado de los colegios públicos es deprimente. Faltan docentes, no hay material didáctico ni condiciones para alcanzar la calidad educativa.

La evaluación duramente cuestionada no solo por los docentes sino por académicos y expertos,  se mantiene como requisito para ascenso. “Es una prueba defectuosa que no le aporta al proceso de mejoramiento docente”, advirtió la ex viceministra de Educación, Isabel Segovia.  

Una cosa es eliminarla y otra hacerla bien y a tiempo, remarcó. Eliminarla sería un gran retroceso en política educativa. Pero hacerla mal, no tiene sentido. Y menos cuando se trata de generar estímulos para mejorar la calidad y la permanencia en  el ejercicio docente.

El acuerdo no avanzó en garantizar la efectiva y eficiente prestación de los servicios de salud a los maestros. El hecho de estar maniatados a una sola EPS, ha terminado desmejorando ostensiblemente los servicios de salud para los educadores. Ese ha sido un karma y un dolor de cabeza.

Los plantones y las acciones de tutela son ahora los medios para presionar la prestación de un servicio costoso que no se compadece para el magisterio colombiano.
Para los nuevos docentes, regidos por el estatuto de profesionalización, la mayoría,  jóvenes vinculados por concurso, el acuerdo no los beneficia. Siguen en la tela floja, no cuentan con estabilidad ni con las mismas garantías laborales y salariales. Este grupo de docentes regidos por el Decreto 1278 siguen al vaivén de la provisionalidad.

Desde el 2004 cuando entró en vigencia, han estado sometidos a evaluaciones de competencias, sin que se vea reflejado en remuneración y ascenso. Por el contrario, han quedado estancados en materia de remuneración, en condiciones inferiores a los demás docentes y trabajadores de la educación.  Con razón la generalizada protesta de los educadores contra la dirigencia sindical. Los temas del acuerdo no justificaron el paro. La recuperación del tiempo dejado de laborar también quedó en veremos.
 

 “El acuerdo, a juicio de una inmensa mayoría de educadores, no colmó las expectativas del magisterio colombiano”.

Lamentable el trágico accidente ocurrido en San Agustín que dejó un saldo de dos muertos y por lo menos 23 lesionados. Aparentemente el sobrecupo pudo ser un agravante. La accidentalidad sigue siendo uno de los fenómenos que más muertos y heridos está generando.