Lamentablemente, el anuncio de la reactivación del “secuestro con fines económicos” como pretende maquillar el ELN al secuestro extorsivo, es un agravio más al pueblo colombiano dentro de los “diálogos de paz” que sostiene el desgobierno nacional con esta caterva terrorista. El anuncio lo hace el guerrillero Antonio García su máximo cabecilla, enmarcado dentro del cese al fuego bilateral nacional transitorio y supervisión del mecanismo de monitoreo y verificación (¿será que existe tanto el uno como el otro?).
Nos toma sin mayor sorpresa el anuncio, pues de vieja data se conoce lo complejo que resulta la negociación con estos “revolucionarios”, debido a sus posiciones ideológicas radicales (marxista-leninista con mezcla de la teología de la liberación) frente a su posición ante el Gobierno.
Esta situación no solo pone en riesgo la seguridad y la estabilidad del territorio nacional, sino también la regional y continental. Pues a rajatabla no se puede ocultar la simpatía de algunos países vecinos con estos facinerosos. Verbigracia la masacre de Carabobo por parte del ELN a tropas de Infantería de Marina venezolana en 1995; hoy día la dictadura venezolana los acoge con aprecio y gratitud; permiten la presencia en sus territorios de campamentos guerrilleros, los cuales emplean como retaguardia estratégica para evadir el accionar de las autoridades colombianas.
De nuevo se evidencia la frágil memoria histórica y el desinterés por el dolor ajeno, la falta de empatía y solidaridad con las víctimas de este doloroso conflicto en la «república bananera» colombiana.
No olvidemos sanguinarias acciones perpetradas en contra de la Fuerza Pública y la sociedad civil registradas bajo la franquicia terrorista de tres letras: emboscada en Puracé Cauca (1995) Policía Nacional 10 víctimas mortales, secuestro del avión Fokker 9463 de Avianca (1999) secuestradas 46 personas, el secuestro masivo más grande de la historia reciente en la iglesia la María de Cali (1999) secuestradas 194 personas, emboscada en Fortul Arauca (2008) Policía Nacional 9 víctimas mortales, ataque en Tibú Norte de Santander (2012) Policía Nacional 7 víctimas mortales, ataque en Chitagá Norte de Santander (2013) Ejército Nacional 10 víctimas mortales y emboscada Güicán Boyacá (2015) a una patrulla del Ejército 12 víctimas mortales que hacían parte de una misión electoral, sin desconocer acciones de menor escala (demasiadas) donde igualmente pierden la vida especialmente miembro de la fuerza pública.
No podemos perder de vista los departamentos en donde delinque este grupo terrorista: Antioquia, Arauca, Bolívar, Cauca, Cesar, Chocó, Nariño, Norte de Santander, Santander, Valle y Vichada, sin desconocer su afán de expansión por estructuras terroristas de FARC que “abandonaron” los territorios los cuales el ELN pretenden ocupar. En este orden de ideas, carambola de fantasía a tres bandas. ¡Palabra de espartano!