La Nación
EDITORIAL

Seguridad vial

Los alarmantes niveles de accidentalidad vial con un elevado número de muertos y heridos obligaron a las autoridades locales a reaccionar para enfrentar el fenómeno.
Una campaña de seguridad vial comenzó ayer en Neiva como herramienta pedagógica para enfrentar un fenómeno que está alcanzando preocupantes niveles a punto de ser considerado hoy como un problema de salud pública.

La iniciativa se extenderá hasta el próximo domingo para sensibilizar a conductores y peatones sobre la gravedad de los índices de accidentalidad urbana.

Los motociclistas y los peatones siguen siendo las principales víctimas de los accidentes de tránsito. La mayoría de muertos y lesionados corresponden a jóvenes entre los 15 y los 29 años.

La mayoría de los accidentes con alta letalidad ocurren los fines de semana y en horarios nocturnos, justo cuando los guardas de tránsito descansan.

Muchas son las causas de la elevada accidentalidad. La impericia y la imprudencia, común entre las causas, parecen irrelevantes frente a la irresponsabilidad de conductores, especialmente motociclistas que no respetan las señales de tránsito, que adelantan por la derecha o sitios prohibidos, que no usan adecuadamente los retrovisores que se burlan de los semáforos.

El consumo de alcohol, pese a la severa penalización, sigue como detonante.

La impericia es el reflejo de las falencias de las escuelas de conducción a la hora de expedir o revalidar las licencias y la falta de control de los centros de diagnósticos.
Las anomalías en la expedición de licencias de tránsito, obligó recientemente el cierre de varias escuelas de conducción, que expedían los pases a control remoto, sin cumplir con los requisitos,  ni valorar adecuadamente a los conductores.
 
Pero no solo esos pueden ser causales de la alta accidentalidad.

También el estado de las vías urbanas en franco deterioro, la falta de señalización, los reductores sin control convertidos en trampas mortales en vías de alta circulación.

La falta de iluminación como consecuencia de las falencias del alumbrado público también contribuye con la inseguridad vial y el incremento de la criminal. 

El crecimiento del parque automotor, especialmente taxis y motocicletas, saturan la capacidad transportadora.

Y se suma la improvisación en muchas medidas. La central semafórica inaugurada recientemente puede ser un instrumento técnico para organizar el tránsito. Pero más que eso, Neiva requiere una política pública de movilidad que enfrente todos los factores, incluso con un componente educativo para conductores y peatones, como ciudadanos responsables. Neiva adoptó hace varios años por acuerdo del Concejo la cátedra de educación vial. ¿Qué pasaría?

“Neiva requiere una política pública de movilidad que enfrente todos los factores, incluso con un componente educativo para conductores y peatones, como ciudadanos responsables”.

 
EDITORIALITO

 
La publicidad móvil se está convirtiendo en un fenómeno de contaminación auditiva. Numerosos vehículos con poderosos equipos de sonido recorren las vías sin ningún control. ¿Quién responde?