Piter Bonilla Díaz
Poner orden en la casa, como se dice comúnmente, por lo general no es fácil. Ello ocasiona molestias, sobre todo en quienes están acostumbrados por cualquier circunstancia a que las cosas sigan como están de acuerdo a su conveniencia. Hay gente que no le gusta la innovación, y menos cuando el cambio se hace por exigencia para erradicar la cultura insana.
Eso es lo que está pasando con el estilo de gobierno del presidente Duque. Sus malquerientes saben que hacer oposición con resentimiento es para ellos lo conveniente. Empero, para que haya honestidad conceptual ha habido propuestas equivocadas especialmente para las clases media y popular como la relacionada con la nueva carga tributaria, justamente para tapar el heredado inmenso hueco fiscal.
Desde luego que tales costumbres protervas que desea cambiar el Jefe del Estado vienen de tiempos inmemoriales, aunque como se dice, con Juan Manuel Santos “fue la tapa”. Por eso es que erradicar lo que originó la corrupción en Colombia es una tarea muy compleja que se tiene que aplicar, y si es menester imponer contra viento y marea.
El país se acostumbró a que el Ejecutivo si quería gobernar sin dificultad tenía que complacer con toda clase de prebendas lo que le pedían en el Legislativo. Es lo que no han logrado ahora sobre todo quienes siempre usufructuaron el poder y no lo han podido disfrutar en este Gobierno con la mayor parte de los proyectos clave para el buen suceso administrativo.
Aparte de la llamada Ley de financiamiento, que no gustó, lo otro fue la inicial presentación de la terna ante la Corte Suprema de Justicia para la escogencia del Fiscal General Ad hoc, que fuera devuelta para su nueva selección. Una de las personas escogidas no agradó ante su función asesora presidencial. Son asuntos que se han corregido y aceptado como las peticiones financieras de los estudiantes para el funcionamiento de las universidades. Aunque las marchas de protesta han debido hacerse en el gobierno pasado y que en opinión generalizada fueron aupadas por el controvertido resentido protagonista del famoso PetroVideo.
Lo trascendente de lo que ha venido aconteciendo es que, teniendo en cuenta la gran capacidad de reflexión, serenidad, buen juicio, conocimiento económico y profunda cultura que posee el Mandatario, sus sinceros deseos son dar el primer paso para la depuración del Estado. Su obra, entonces, será reconocida después.
¡A todos, 2019 abrazos y permanente bienestar!