Monseñor Libardo Ramírez Gómez, obispo de Garzón y expresidente del Tribunal Eclesiástico Colombiano, llama la atención frente al arrepentimiento de alzados en armas.
Monseñor Libardo Ramírez Gómez, uno de los más obispos connotados de la Iglesia Católica, dio a conocer sus opiniones en relación con el inicio del 2017, y de otros temas de interés que son parte del protagonismo que tendrá la iglesia a través de sus miembros en el episcopado y en cada una de la regiones a través de obispos y sacerdotes.
Inicialmente, dice el jerarca que “este será un año muy duro por la cantidad de altos impuestos que tendrán que pagar los sectores populares y en el que las clases menos favorecidas necesitarán del apoyo de las entidades y sectores sociales para poder pasar un momento muy difícil. El nuevo año está cargado de dificultades que son múltiples, pero que toca encarar con toda decisión que salga favorable a las comunidades”.
PAZ DIVIDIDA
Monseñor también se refirió al proceso de paz del cual ha sido un constante crítico.
“Todos sabemos lo difícil que está negociar con una guerrilla imponente y que no cedía por nada. El año anterior fue duro para el proceso, se votó un plebiscito que dijo no, pero siempre se impuso un acuerdo que no satisface a todos. Hay división total en el país, estamos polarizados y eso no es bueno para Colombia. Mientras tanto, no hay claridad hacia dónde vamos o qué va a pasar con las víctimas, con desaparecidos, secuestrados y tantos otros hechos”, expresó.
El expresidente del Tribunal Eclesiástico colombiano asegura que no se puede hablar de perdón cuando no hay una posición de corazón de las Farc. “Se habla mucho de perdonar y de arrepentimiento, pero en la práctica no hay nada serio. Si las Farc de verdad quieren que los perdonen, este sentimiento tiene que ser de verdad de corazón, no como un nuevo show mientras que miles de víctimas no lo sienten como debe ser y eso es muy difícil de entender”.
VISITA PAPAL
Frente a la expectativa por la posible visita del Papa Francisco a Colombia, el obispo emérito de la Diócesis de Garzón, dice que en el proceso de paz está la “complicación”.
“El Papa quiere venir, respaldar la paz, pero esta debe ser de unidad plena. Tenemos un presidente defendiendo su posición y un expresidente en lo propio y eso no ha conducido a nada favorable. Tocará esperar que termine este año y ver qué sucede en el 2018 con nuevos rumbos políticos que seguramente se tendrán y mientras tanto la iglesia como siempre seguirá en su trabajo. Esperaremos el pronunciamiento hará la Santa Sede sobre la buena visita que haga el Santo Papa a nuestro país. Pero así, divididos como estamos, es muy difícil”.
Monseñor Ramírez Gómez insiste en que es importante la reconciliación y el arrepentimiento en casos que marcaron al Huila. Se refirió al crimen de “nuestro mártir, el padre Pedro María Ramírez en vía de santificación que debe ser uno de los grandes propósitos de la Iglesia, y el caso de nuestro sacerdote Juan Ramón Núñez, que murió por decir la verdad y defender lo social y no soportar la realidad del desorden”.
También mencionó al padre Gaspar, del Norte del Huila, que también fue asesinado “por no compartir atropellos y defender la palabra como los anteriores, como lo ordena el señor y ello merece arrepentimiento real”.
RETOS
El obispo dijo la Iglesia debe seguir en los retos basados en la Nueva Evangelización que hace 20 años se implementó en la Diócesis de Garzón y con otros actos como La Misión Continental, el Año Santo y el compromiso hacia los desprotegidos que buscan ayudas.
“Todo esto no claudica en la presencia de la Iglesia y más ahora con los problemas que nos deja El Quimbo y anuncios de más invasiones para generar desplazamientos y falta de fe. En los nuevos rumbos, hay que tener esperanza porque los logros deben ser la mayor misión de este nuevo año”, finalizó.
Ramírez Gómez dice que si el país sigue dividido, será difícil que el Papa Francisco visite Colombia.