La Nación
Sin donde vivir 1 19 mayo, 2024
COLUMNISTAS

Sin donde vivir

Entre el cambio climático y el creciente conflicto que está ocurriendo en oriente medio, el mundo nos está presentando un escenario difícil. Un artículo del Le Monde Diplomatique decía que, si se es “pobre”, entonces toca vivir en donde se encuentre y si tiene los recursos suficientes, puede decidir a dónde debe mudarse.

Pero, ¿Es esto cierto? ¿Es cuestión de dónde vivir? El cambio climático no ha seleccionado diferentes ciudades del mundo, este es un fenómeno que, aunque muchos no lo quieran ver, está afectando a todo el planeta.

Por ejemplo, aseguradoras como Axxa o State Farm están pasando por momentos críticos al decidir cancelar pólizas de seguro y, además, no asegurar más viviendas en ciertas zonas de países como Francia, Italia, España, Australia, Angola, Estados Unidos, entre otros. Esto no solo es un síntoma de la inseguridad de vivienda que el clima está proveyendo, si no también, la confirmación de la actual e inevitable crisis a la que rápidamente está entrando la humanidad.

La solución no está en mudarse y construir un espacio en su hogar que lo proteja de sequías, huracanes, inundaciones y temblores, pues somos seres humanos interconectados y aunque le cueste creerlo, lo que le sucede a usted, también me está sucediendo a mí de distintas maneras.

El excesivo individualismo nos ha llevado por sendas en las cuales hemos ignorado la salud de la tierra, de nuestro pueblo y de nosotros mismos. Nos hemos fijado en la hiper productividad y el eterno crecimiento que, ahora trae consecuencias incuestionables e irreversibles a nivel climático, económico, social, y ni se diga, a nivel de seguridad mundial.

El escenario es como para sentarnos a llorar, pero tampoco es la solución, pues no queremos aumentar los números de suicidios que ya corroen nuestra sociedad. Lo que tenemos que hacer es unirnos como población humana y tomar medidas reales en el asunto.

Tenemos que dar un paso al lado del aislamiento ambicioso, mirarnos a los ojos y trabajar en equipo. Más allá de necesitar políticas públicas sostenibles y enfocadas en la salud integral, necesitamos que cada uno de nosotros tome un papel activo frente a lo que nos está ocurriendo.

¿Cuál es mi rol frente a la actual crisis que vive el mundo? Es fácil pensar que porque vivo en un pueblo recóndito y nadie realmente me ve, lo que yo haga y diga está lejos de ser importante. Pero estamos muy equivocados. Caminamos por el mismo suelo, sentimos igual, nos alimentamos igual y tenemos las mismas necesidades básicas.

Así que no podemos olvidar que cada respiración que tomo, cada palabra que emito, cada compra, cada desecho, cada paso que doy, es un acto inmenso y, por ende, debe ser llevado con la misma responsabilidad.

Una sola golondrina no hace verano, pero somos millones. Podemos transformar este mundo, podemos dejar de confiarnos en autoridades que normalizan el abuso y la corrupción, y entonces podemos acompañarnos en este proceso de cambio que ha emprendido nuestro planeta en tantas esferas.