La Nación
EDITORIAL

Tensión en la frontera

Las recientes medidas de excepción decretadas por el presidente de Venezuela Nicolás Maduro, el cierre unilateral de la frontera binacional y la  expulsión de miles de colombianos residentes en ese país, revivió una nueva crisis diplomática que no se sentía desde hace cinco años. Cerca de 1.012 compatriotas han sido deportados sin aviso previo, la gran mayoría con su documentación en regla.  

Sin embargo, cifras difundidas por las autoridades migratorias señalan que 751 de sus ciudadanos fueron expulsados (612 adultos deportados y 139 niños repatriados). De ellos, 514 se encuentran en albergues en la zona de la frontera y se han trasladado a sus hogares en Colombia.

La medida de excepción, vigente en cinco municipios de Táchira por 60 días, está generando abusos y actos arbitrarios de las autoridades del vecino país. Con el argumento de combatir a contrabandistas, al parecer, autores de un ataque que dejó cuatro heridos, se está persiguiendo sin fórmula de juicio a todos los colombianos residentes. Una canallada. La expulsión masiva está generando una crisis humanitaria en la frontera.  

Al parecer la estrategia es atribuirle  a causas externas la crisis intestina. Una cortina de humo para desviar la atención en plena campaña electoral. Peligrosa además si a los problemas comunes, que no se han resuelto adecuadamente, se le agrega una dosis de xenofobia. Esa rivalidad que se apaga y renace con frecuencia ha sido una barrera para enfrentar los verdaderos problemas comunes.

Los dos países comparten no solo una frontera común de 2.219 kilómetros. También un cúmulo de problemas que requieren atención recíproca. Pero las diferencias políticas entre los dos gobiernos han impedido una solución bilateral.

Temas como el contrabando de ganado y gasolina, la presencia de actores armados en la frontera, incluyendo bandas criminales, son comunes y no pueden resolverse unilateralmente.

La dramática devaluación del bolívar, redujo la capacidad de compra venezolana, la pérdida de compradores y de empleos y fortaleció el contrabando y las ganancias de las mafias transfronterizas. A esa compleja problemática no puede agregársele ahora un explosivo anticolombianismo o viceversa.

Mientras crece la tensión diplomática, la cadena de la criminalidad, la gran ganadora, sigue campante apostándole a la confrontación para impedir una acción integral entre los dos países. 

“Peligrosa además si a los problemas comunes, que no se han resuelto adecuadamente, se le agrega una dosis de xenofobia”.

 
EDITORIALITO

El marchista huilense Éider Arévalo alcanzó  una honrosa posición en el Mundial de Atletismo en Beijing (China). Una gran promesa deportiva y gloria del deporte huilense que brilla con luz propia.