La Nación
COLUMNISTAS

¿Todos a la presidencia?

¿Por qué será que en Colombia, desde los niños inteligentes hasta miembros del gabinete de ahora y de siempre, solo quieren ser Presidentes? Esta es la historia que se repite constantemente, que se vuelve un lío de coordinación para el Presidente en ejercicio y que además explica el gran número de hombres frustrados que pululan en el país. Se trata de hombres, porque las mujeres no somos ingenuas y sabemos que en este país retrógrado todavía es un imposible llegar a este altísimo cargo.
 
Para hablar de los ministros-candidatos actuales, que son muchos, ellos sí que tienen claro que el verdadero poder en Colombia lo tiene el Presidente Santos. Y además son conscientes de que solo si llegan a la máxima posición política del país, la historia los recordará. Si no, todo lo que hicieron –bueno o malo–, o se lo borrarán sus sucesores o el mismo gobierno se encargará de eso. Pero este tránsito de ministro a Presidente no es un camino de rosas, sobre todo si no forman parte de nuestra monarquía a la criolla: los delfines. Estos personajes, que no son nuevos en nuestra historia política, se caracterizan por tener frente a sí unas posibilidades mayores que el resto de los mortales de llegar a la Presidencia, así no cumplan con todos los requisitos para hacerlo.
 
Ahora, cuando el pelotón de candidatos presidenciales tiene de entrada uno señalado, las cosas serán o a otro precio. Como lo anota Oscar Montes en su columna, entre Germán Vargas Lleras –nunca será solo Vargas– y el Minhacienda, Mauricio Cárdenas, por ejemplo, se está volviendo evidente la distancia porque a Vargas, a quien todo se le ha concedido, le pueden frenar recursos para su estrategia de campaña: ser capaz de sustituir la bonanza minero-energética que se acabó, con la bonanza de la infraestructura, que algo de esfuerzo fiscal exigirá. Pero ya empiezan a postular también a la ministra de educación Gina Parodi, como para complicarle más el panorama al Presidente Santos. Por su lado, el Partido Liberal –tan creativo–, sacó a relucir sus candidatos, todos, de alguna manera, delfines especialmente Simón Gaviria, y miembros del gabinete, como Cristo.
 
Mejor dicho, medio Gobierno quiere ser Presidente cuando estos posibles pre-candidatos aún tienen que probarse en sus cargos actuales, que no son nada fáciles. El único toreado en varias plazas es realmente Vargas lo cual puede ser una ventaja sobre los demás. Pero, precisamente por el momento que le tocaría enfrentar, el posconflicto, la pregunta que muchos se hacen es si Germán, que ha sido un hombre de la guerra, podría ser el hombre de la reconciliación, del perdón y de la no repetición. En fin, el hombre de la paz.
No es envidiable la posición del Presidente Santos.  Encima del recorte presupuestario y la significativa reducción en las regalías por el fin de la bonanza, tiene que mirar muy bien cómo no cae en mayores desequilibrios que se interpreten como favoritismo hacia uno de los candidatos, obviamente Vargas. Sí, es su gran ejecutor, pero como el Vice poco escucha y nada debate, su locomotora puede producir efectos negativos, como la inconformidad de las familias metidas en micro viviendas gratis –pero micro–, precisamente cuando empiece su campaña presidencial.
 
Cuando se mira este panorama en medio de la esperanza de lograr iniciar el tortuoso camino de la paz, la pregunta que surge necesariamente es: ¿cuándo será Colombia una verdadera democracia y cuándo su liderazgo dejará de tener visos monárquicos?
 
cecilia@cecilialopez.com