La Nación
Una lista larga y amarga 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Una lista larga y amarga

Francisco Argüello
Pareciera que lo olvidaran, que los días esfumaran de la cabeza que en Neiva el coronavirus ha extinguido la vida de más de un opita. Y lo más triste: reconocidos, cercanos. Y ni así, desgraciadamente, pensamos que puede tocarnos, amargarnos, desolarnos y desaparecernos en cuestión de horas.
Para los que aún se resisten a creer que el Covid no existe y andan folclóricamente pensando en rumbas, conciertos, eventos sociales-dirigentes políticos que deberían dar ejemplo-, les recuerdo que Hugo Tovar Marroquín- quizá uno de los mejores penalistas en su época en el Huila-, se lo llevó la pandemia. Hablé con él telefónicamente días de su agonía. Estaba, como cualquiera de los que lee esta columna: Óptimo, lúcido. Jamás pensó que terminaría en una UCI, sin poder respirar. Menos, muerto.
¿Acaso imaginaron que moriría por coronavirus Orlando Rodríguez Alfaro, exsecretario de Gobierno de Neiva? Se veía perfecto, muy social, muy anímico. Su único pecado: unos kilos de más, como si muchos no los tuviéramos. O pensaron que podría morir Floresmiro Cuéllar, maestro, gran líder político y ser humano. ¡Cómo nos dolió su muerte! Yo creo que ni él calculó que el covid le destrozara su existencia. Quienes lo conocimos, menos. No tenía antecedentes graves de salud.
Óscar Moreno, a quien conocí como exdirector de Urgencias del Hospital Hernando Moncaleano, fue quien diseñó toda la estrategia para enfrentar el covid-19, pero apenas culminó su exitoso proyecto, el virus lo atrapó. Y no le perdonó la vida.
Acaso, ¿ya entendieron la inexplicable muerte de Claudia López y Jaime Andrés Franco, madre e hijo fallecidos el mismo día por coronavirus en Neiva? Yo aún no le encuentro explicación porque él, aparte de tener sobrepeso, no padecía enfermedades asociadas.
No olvido al agente de tránsito Jaime Enrique Giraldo. Se veía lúcido, con buena condición de salud, pero seguramente sus kilos de sobrepeso le pasaron factura. ¿Y cuántos que leen este escrito no están obesos?, ¿Se volvió pecado estar gordo? Carlos Fajardo, de Aviatur, tenía sus años, era mayor, pero no era justo que su vitalidad se viera apagada por un covid que lo mantuvo aislado de su familia y de una sociedad por la que siempre luchó. Jackeline Calderón, pediatra neivana, murió joven por la misma causa. Lo mismo que Clara Inés Suaza, funcionaria de la Fiscalía.
La lista es larga, y como ven no respeta sexo, estrato o posición social. El gobernador Luis Enrique Dussán lo padeció. Y muchos oraron por su salud porque no la pasó bien. No obstante, goza de vida y es fiel testigo que de ahí para abajo a cualquiera de los huilenses, les puede tocar.
Por cierto, escribo esta columna porque a muchos- me incluyo- hablamos sobre corrupción, elecciones estadounidenses, la Ruta 45, el nuevo gerente de Electrohuila y otros tantos temas, pero olvidamos que tenemos la muerte respirándonos en la nuca.