La Nación
EDITORIAL

¿Y ahora qué?

Toda la presión posible, ejercida desde el gobierno central por fin surtió efecto. El viernes anterior, el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado, con funciones de conocimiento, acogió la tutela interpuesta por el Gobierno Nacional el 24 de diciembre último, frente a la decisión de la Corte Constitucional que el 10 de diciembre declaró inexequible del Decreto 1795 por medio del cual el Presidente autorizó el inicio de operaciones de El Quimbo.

Las pruebas esgrimidas desde todos los sectores defensores del medio ambiente, no fueron suficientes para que se tomara en cuenta en el análisis sobre las consecuencias de poner de nuevo en marcha El Quimbo.

Durante más de una semana, la decisión del Juzgado Tercero Penal del Circuito recibió constantes presiones para que ordenara echar a andar la hidroeléctrica con argumentos como que la situación del fenómeno del Niño requiere soluciones prontas para evitar un racionamiento, hasta que por fin, se logró el objetivo.

Sin embargo, ahora habrá que asumir las consecuencias, desastrosas por demás para el medio ambiente, y claro, para quienes viven de la actividad pesquera en la zona. De hecho, el propio gobierno reconoció este fin de semana que en efecto habrá impactos con la reapertura de El Quimbo.

Es más, no se puede olvidar que fue la Autoridad Nacional Ambiental (ANLA) y la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) entidades que habían alertado sobre el peligro que significaba el represamiento de las aguas en El Quimbo.

Ante esta situación, se sabe por ejemplo, que es muy probable que mueran por lo menos 20 mil toneladas de tilapia, base de la economía de muchos en el departamento. Pero realmente, solo esta semana se sabrá a ciencia cierta cuál será la cifra real. Los pescadores artesanales ya están en alerta máxima. Aseguran que la situación se hace insostenible.

Aseguran que los problemas que tendrán que enfrentar no serán pocos. Para empezar, denuncian que los malos olores ya están haciendo de las suyas.

Y no les falta razón, pues ya hay estudios según los cuales esos malos olores provienen de la presencia de ácido sulfhídrico, que es un gas nocivo que en altas concentraciones provoca que los peces tengan problemas para respirar.

Así que ahora, ojalá sea el mismo gobierno el que ofrezca una solución pronta y efectiva, sin más dilaciones y de manera responsable. Y aquí, seguro tendrán que contar con el acompañamiento de las autoridades regionales, que dicho sea de paso, no han sido ajenas a lo que está.

Pero se necesita de soluciones prontas y concretas, ya, con seriedad, porque el panorama, al menos por ahora, es preocupante.
 

Y no les falta razón, pues ya hay estudios según los cuales esos malos olores provienen de la presencia de ácido sulfhídrico, que es un gas nocivo que en altas concentraciones provoca que los peces tengan problemas para respirar.

EDITORIALITO

Las cifras de casos de Zica en el departamento, son alarmantes. Lo peor es que cada día crecerá más. Habrá entonces que pensar en campañas urgentes de prevención. Estamos tardándonos.