La Nación
Zapateiro y las 6402 almas: 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Zapateiro y las 6402 almas:

 

José Joaquín Cuervo Polanía

No son 1280 almas, como en la novela de Jim Thompson, una novela que retrata una sociedad oscura y profunda; que revela totalitarismos e ideologías nefastas que llevan a justificar la banalidad del mal, no son 1280 almas, no son 2000 almas, hasta ahora se contabilizan 6402 almas y puede haber muchas más, eso sí, heridas están millones de almas en Colombia y en el mundo. Son los millares de almas deambulando en busca de justicia, almas que no son tenidas en cuenta siquiera en las cifras, almas cuyo nombre y dignidad nunca se querrán restaurar.  Almas que no encuentran consuelo y cuyo proyecto de vida en el mundo que les tocó vivir no se pudo completar; un mundo que les correspondió en la pobreza, en medio de la miseria; personas que nunca tuvieron reconocimiento social, que nunca lograron siquiera una mirada misericordiosa del estado autoritario, almas a las que ni siquiera ahora les reconocen el derecho de haber existido, almas que imploran también por la verdadera razón de sus asesinatos.

Ojalá todos entendiéramos que la dignidad humana, está por encima de discursos políticos autoritarios y de fundamentalismos ideológicos y aun de disciplinas militares, de anhelos de seguridad democrática, de orden por encima de la libertad.  Señor Zapateiro: ¿Por qué defender ciegamente y a ultranza a una institución como el Ejército que pudo haberse equivocado de manera sistemática en ese momento histórico?  Los falsos positivos fueron una cuestión estructural y sistemática, con ribetes patológicos sociales e individuales al interior de una institución ávida de resultados pragmáticos y que olvida con facilidad la consideración del principio “pro-homine”.  La cosmovisión al interior del Ejército es más que sesgada y evasiva respecto de la moral y la ética civil. Muchos de sus miembros, educados en el camino de los resultadismos y no de las garantías, en el camino del enriquecimiento fácil y los resultados pragmáticos para evitar ser llamados a calificar servicios o caer en el ostracismo institucional, cayeron en lo inevitable.  Los falsos positivos se explican en la dinámica de los atajos y del “todos ganan”, por la coacción permanente de superiores que exigían fines que justificaban cualquier medio; deseo desmesurado por apropiarse de los fondos reservados, de las recompensas a informantes y testigos. Fundamentalismos militares que cosificaron a las personas: falsos guerrilleros, falsos combates, falsos testigos, falsos informantes, falsa condición ética, pero eso sí; verdaderos crímenes de lesa humanidad, verdadero lucro y enriquecimiento, verdadera coacción por resultados medidos no en capturas sino en verdaderos ríos de sangre, verdaderos ascensos, verdaderos muertos y verdaderos fracasos de proyectos personales y familiares que nunca podrán repararse. Por ello es peor utilizar argumentos absurdos para atacar a la JEP, interesada en la verdad en nombre de todo un país, una JEP que debe estar por encima de cualquier interés ideológico y político: que debe acusar y recusar a guerrilleros y a los agentes del estado, a los políticos sin distingo de partido. ¿cómo explicar la veritofobia? ¿La prevención y el odio por la verdad? ¿Cómo ignorar el grito de 6402 y más almas que claman a la tierra desde el Cielo?