Un grupo de mujeres opitas adelanta una campaña para regalarle una casa a una pareja de ancianos que vive, en precarias condiciones, en el asentamiento Alto Mirador de Neiva.
Carolina Argüello Cruz
Todo empezó porque Lina María Rubiano desde que inició la cuarentena emprendió una labor social para las familias más vulnerables de Neiva con la ayuda de otras mujeres que poco a poco se fueron sumando a esta iniciativa.
Cada fin de semana arranca para barrios y asentamientos de la ciudad con las manos llenas de amor, esperanza e ilusión llegando, también, con mercados que les satisfagan las necesidades por algunos días. Hasta el momento, se han entregado 600.
Ha sido tal, el apoyo que varios de los pequeños empresarios de la ciudad han donado algunos de los artículos que comercializan para que, en una especie de trueque, se cambien por mercados. Es así como con accesorios, tortas, zapatos, fajas y ropa se han logrado multiplicar las ayudas.
Una de las alianzas más importantes fue con Supermandaditos, la empresa de domicilios recoge en la puerta de la casa de quienes quieren donar los mercados y los deja donde alguna de estas mujeres que hace parte de este proyecto social.
Sin embargo, al llegar al asentamiento Alto Mirador se encontró con la historia de vida y las difíciles condiciones que sortean a diario doña Lucila y don Eustaquio; una pareja de ancianos de 72 y 82 años de edad, respectivamente; que vive al borde de un abismo en un ranchito improvisado que ‘de milagro’ no se ha ido abajo con ellos en su interior.
“Yo tengo un tema muy personal con los abuelos, desde muy pequeña he querido ayudarlos. Cuando yo llegué estaba el señor muy abajo recogiendo palitos para poder prender la hoguera- todos los días hace los mismo- yo pensé ¿en qué momento se cae y nadie se da cuenta para ayudarlo? Debo hacer algo”, narró Lina María.
Inmediatamente su pensamiento se enfocó en ayudarlos a obtener un nuevo refugio que fuera seguro para ellos.
“Cada vez que llueve me siento a rezar, yo solo pienso en ellos porque sé que la están pasando mal. Deben sentarse en la cama a esperar que todo pase porque en el interior de la vivienda toda el agua se mete”.
De alguna marera lo que los ha salvado, primero es el amor de Dios hacia ellos; y segundo, que se han dedicado a yuca, lo que provocado que la tierra, de alguna manera, se haga un poco fuerte.
Por ello, Lina María Rubiano, Diana Villareal, Marieta Trujillo, Karol Zambrano, Luisa Cortés, Alejandra Murcia y Margarita Polania tienen la misión de entregarle a ellos una casa digna donde puedan pasar tranquilamente sus últimos años de vida.
“Conseguí un lote muy cerca de donde viven, el predio tiene un valor de 2 millones de pesos, ya conseguí el dinero y ahora debo empezar a conseguir los materiales para la construcción”.
El nuevo lugar donde vivirán doña Lucila y don Eustaquio, ya fue visitado por el arquitecto, Luis Enrique Perdomo, quien dio el visto bueno y señaló qué materiales necesitarán.
“Hemos recibido muchas donaciones, la Constructora Rodríguez Briñez nos donó 60 tejas, ósea que el techo ya lo tenemos”.
Mientras tanto, se siguen invitando personas solidarias que quieran aportar su granito de arena a esta obra que beneficiará a esta pareja de ancianos que viven en el olvido de sus familiares. Su número es 310 8766756.
Elementos que se necesitan
500 ladrillos
Arena
50 varillas de media y unos 100 kg hierro 3 octavos
Puntilla madera
Perfiles para techar
20 bultos de cemento
Ladrillo bloque número 5
Correas rectangulares de pulgada y media