ÓSCAR ALVIS PINZÓN
Definitivamente Dios es argentino, o si no, miremos los goles de Maradona a pesar de su soberbia y pedantería; Lionel Messi actualmente uno de los mejores jugadores del mundo y el más sencillo; para completar el Espíritu Santo metió la mano en el Cónclave y consiguió que el modesto argentino Jorge Mario Bergoglio, se proclamara como “el Papa de la humildad y los pobres”. En Argentina la gente vive, come y piensa fútbol y el Papa no es la excepción. Desde muy niño se apasionó con los colores de San Lorenzo de Almagro, llamado el Ciclón y tiene su carnet de socio número 8235.
El fútbol es un hecho social fascinante, uno de los grandes inventos del siglo pasado; algo que antes no existía y que pasó de pronto a ser un eje en nuestras vidas. Algo en qué creer, por lo cual apasionarse, una manera de ser a través de otros, un rito religioso que se celebra cada domingo y cada miércoles y todos los días; pero se festeja sobre todo cada 4 años. El fútbol nos iguala, nos nivela, nos humaniza, nos animaliza, nos diviniza. El fútbol no solo es un pretexto para medir las fuerzas tácticas o técnicas de equipos y selecciones; sino que también impulsa iniciativas de responsabilidad social. Ya hay ejemplos de lo que puede lograr el fútbol, la sociedad civil, las organizaciones sociales, la empresa privada y un balón; porque contribuyen al desarrollo personal de los niños y jóvenes que viven en situaciones desfavorables.
Este fin de semana el país solo habla de nuestra selección de fútbol que se va a enfrentar a Venezuela y Brasil por la eliminatoria a Rusia 2018. También hay expectativa por la visita del Papa Francisco a nuestro País. En estos momentos el Papa Francisco y don José Néstor Pékerman, están jugando partidos claves. El Papa quiere con su humildad y sabiduría colaborar con el posconflicto en Colombia; y don José quiere estar en Rusia 2018. La paz y el mundial son posibles; si existe el compromiso de los protagonistas y el apoyo de la nación.
El fútbol como la política es impredecible: lo que hoy es triunfo mañana es derrota; lo que hoy es celebración mañana es tristeza, nostalgia e impotencia. El fútbol nos une y nos divide al mismo tiempo. Que el amor por la pelota que hoy nos une con el Atlético Huila, no nos divida cuando pase el tiempo y continúen las derrotas por falta de nómina y escenario deportivo. Por ende “más pronto que tarde” es urgente la reconstrucción del Estadio Guillermo Plazas Alcid.