La Nación
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Basuras sin doliente

A pesar de los esfuerzos en las políticas públicas para el adecuado manejo de residuos sólidos, aún faltan normas más ambiciosas para encontrar soluciones efectivas que reduzcan el tamaño de los rellenos sanitarios y la proliferación de basuras en las calles.

Los Planes de Gestión Integral de Residuos Sólidos (Pgirs) son un intento de solucionar esta problemática, sin embargo tiene sus limitaciones porque entrega casi toda la responsabilidad a los municipios y no entran en el “baile” a la gran industria estimuladora del consumo y generadora de empaques. 

Esta industria productora de los artículos de consumo masivo, como la leche, las papas fritas o electrodomésticos, causa un gran impacto en la generación de residuos sólidos.  La publicidad hace que la presentación anime al cliente a acercarse a un producto y no valore tanto su utilidad sino su empaque.

Me pregunto ¿no se podría reglamentar la reducción del tamaño de los empaques y obligar a las empresas a trazar estrategias para su recolección después de su uso?
Un ejemplo positivo y palpable de lo que comento es la recolección de las latas de cerveza; hay un estímulo por su recolección y muchas personas se dedican a esta labor (especialmente en festividades públicas) porque tienen una pequeña fuente de ingresos. En la disposición final de residuos poco o nada se ve de estas latas porque son recicladas.

A cada industria debe obligársele (vía legal) a trazar estrategias para reducir el tamaño de los empaques y que estos sean biodegradables cuando sea posible; igualmente, tener un plan de estímulos por su reciclaje, de manera que al residuo se le tase un valor y se defina un punto de recolección.

Otro aspecto definitivo es que se desmonten los esquemas de concesión de aseo tradicionales, en los cuales simplemente se paga al concesionario por el peso de la basura.  Se deben adoptar nuevas estructuras de concesión de la mano con la protección ambiental y el obligatorio uso de tecnologías limpias, con beneficios tributarios.

Adoptando mecanismos más ambiciosos encontraríamos calles más limpias y un mejor futuro ambiental donde prime la bondad con la naturaleza y con nosotros mismos.
Una píldora.  En Suecia se está utilizando el 100% de la basura para producción de energía eléctrica e incluso están pensando en comprar basura en otros países.
 
ramiromunoz@live.com