En Colombia han transcurrido, no sesenta años de conflicto armado sino muchos más, fundados en la injusticia social agravada por la corrupción. Aquí lo que parece nuevo no es más que el eco renovado de hechos pasados.
Ejemplos hemos de contar para alcanzar la justicia social en el futuro del país. Porque la buena marcha de una comunidad exige la desaparición de los extremos de riqueza y miseria, como lo hizo el hombre que el mundo entero admira por su fortaleza y persistencia para cambiar un régimen estatal fundado en la injusticia, que fue base de gobiernos de su país durante muchos años: hablo de Mandela. Hay que abrir un nuevo compás frente al porvenir en vista de las circunstancias políticas actuales.
El país no puede seguir llenando su camino de espejismos. Le llegó la hora de hacerle frente a una realidad partiendo de la base que el conflicto en nuestro medio es el factor principal del cambio con justicia social, que se expresa con la formación de grupos de presión y un accionar que busca estudiar cómo ese conflicto se integra socialmente a través de pactos, ya sean acordados o impuestos con el resto de los actores sociales.
Un cambio de estructura que se supone ocasionará estabilidad a las decisiones políticas. Un debate nada nuevo ni fácil por los actores, porque desde este punto de vista, el conflicto social se percibe como algo integrado para el buen funcionamiento estatal. En una sociedad tanto los individuos como los grupos buscan maximizar un cambio social. Ese cambio no necesariamente envuelve un conflicto físico sino que puede expresarse en confrontaciones verbales tal como lo vimos por televisión en el debate al Marco Jurídico para la Paz.
Esperamos que la Corte Constitucional decida la relación entre el sistema jurídico y el político como garantía de la estabilidad del sistema en el tiempo, dando firmeza a la justicia y al derecho. Porque la solución a ese conflicto busca lograr un orden a fin de mantener en forma estable esos beneficios.
Lo anterior da origen a diversas estrategias y mecanismos tanto a fin de lograr ese cambio como de mantener las formas ya sean existentes o emergentes. En otras palabras, el objeto de interés no es el origen o causas del conflicto sino las situaciones o maneras a través de las cuales ese conflicto se puede resolver a fin de lograr una solución estable y duradera. Aspiramos a que el Marco Jurídico para la Paz quede en firme luego de la revisión por la Sala Plena de la Corte Constitucional.
