Maritza Rocío López Vargas
Sin desconocer las ventajas que las nuevas tecnologías entre ellas el celular, ha traído para las personas, al permitirnos comunicarnos de manera más rápida, entretener, tomar fotografías, ubicar sitios desconocidos, recordar compromisos adquiridos, servir de despertador, escuchar música y acceder a redes sociales; gracias a las diversas aplicaciones que ofrecen, resulta imposible no reconocer que las personas han estructurado su vida diaria profesional y personal en torno al uso del celular, permitiendo teletrabajar o acordar negocios, sin perder contacto con los empleados o clientes.
Para nadie es un secreto, que los niños, niñas y adolescentes de hoy; manejan increíblemente los dispositivos tecnológicos, demostrando habilidades que les permiten enfrentarse a las nuevas tecnologías de una forma práctica y eficaz. Sin embargo, el abuso frente a su uso los ha expuesto entre otros riesgos al sexting, acceso a la pornografía, dependencia, aislamiento de su entorno, amigos y familiares. Ante la exposición excesiva a las tecnologías existe para ellos, un mayor riesgo de sedentarismo y obesidad; en niños entre 0 y 2 años, puede acelerar el crecimiento del cerebro y asociarse con déficit de atención, problemas de aprendizaje, impulsividad, falta de sueño o autocontrol y no se puede olvidar, que la exposición a la radiación emitida por los celular, los pone en riesgo de contraer enfermedades como el cáncer.
El proyecto del Representante Rodrigo Rojas, de restringir el ingreso de celulares a colegios públicos y privados hasta noveno grado, no resulta descabellado; si se tiene en cuenta la importancia de garantizar el desarrollo integral, la educación y la salud de niños, niñas y adolescentes. Los padres de familia son los primeros llamados a fomentar en los hijos, prácticas saludables frente al uso y manejo del celular.
Esta iniciativa que quizás despierta polémica entre algunos, invita a establecer normas precisas frente a la prohibición del uso del celular durante las clases, para hacer un mayor aprovechamiento del tiempo de aprendizaje y el recreo; siendo este último el espacio el más propicio, para que los menores de edad socialicen con sus compañeros, desarrollen competencias emocionales y habilidades deportivas.
Poner un celular en las manos de un niño, niña o adolescente, es poner el mundo a sus pies; prepararlos para los riesgos que traen consigo las tecnologías, es responsabilidad de los adultos; fortalecer los lazos de confianza, la comunicación, acompañarlos y orientarlos en la forma en que deben acceder al mundo digital, garantiza su salud, seguridad y fomenta en ellos la responsabilidad, un valor muy importante para el progreso humano y desarrollo de una sociedad.