La Nación
COLUMNISTAS

Crisis en la justicia

 
Los autores de Megatendencias sostienen que si se quiere saber qué pasa en los EE.UU., no debe indagarse en las grandes urbes como  New York, Los Ángeles o Chicago, sino en las poblaciones pequeñas que son el indicador del comportamiento de la sociedad Norteamericana y es donde se pueden averiguar las tendencias del futuro. Esa afirmación me hace recordar pasados episodios  en el Departamento de Sucre que, desde entonces, anunciaron la crisis de la Rama Judicial que hoy contemplamos impotentes los colombianos.
 
Por los finales de los años setenta, se narraban de las peripecias de un Magistrado quien,  luego de filtrar deliberadamente los proyectos de fallo, recurría al lenguaje de las corralejas para iniciar la subasta, así: “Ya está el toro en el toril”. “De ustedes (los interesados en la providencia) depende si sale bravío o manso”.
 
Años atrás, en un municipio propenso a artimañas politiqueras, se encontró en el piso del único establecimiento bancario, el desprendible de una generosa consignación a un pariente cercano al Magistrado ponente en la litis sobre legitimidad de las elecciones para Alcalde del lugar. ¡A que no adivinan que pasó!
 
Más reciente aún, se recuerdan las repetidas invitaciones a viajes y francachelas en honor de un alto dignatario de las Cortes Judiciales, todo costeado por subalternos y litigantes quienes, cuando identificaban la llamada acostumbrada, palidecían tanto como sus ahorros. En una de esas ocasiones, un contertulio oyó asombrado la descripción de los jueves lúdicos en los cuales, en las propias oficinas de la magistratura, se apostaban sumas enormes a los dados.
 
La decadencia la marcó, también, la Corte Constitucional cuando, en lugar de una figura notable del foro, escogió como su primer ternado a Contralor General a un inquieto manzanillo. Fue decepcionante.
 
Ese ambiente de amoralidad y ligereza, en el cual están asfixiados los funcionarios probos, se refleja hoy en los escándalos de la Corte Constitucional. Es evidente, que no solo de luces jurídicas carecen los actuales protagonistas en problemas. El afán de figuración, no sostenible, los ha conducido a torcerle el cuello a la Constitución. Adicionalmente, la habilidosidad para escalar sin merecimientos, la ambición del dinero fácil y su ostentación, inducen a la ciudadanía a creer en los señalamientos, sin importar las pruebas. Nunca han entendido que la elegancia Jurises la disciplina de la ética, ni se han preguntado si están haciendo lo debido. Es el consejo de Sandel para que se le de oportunidad a la rectitud de conciencia y prevalencia al bien común.
 
La falta de compromiso moral con la justicia es la mayor amenaza que pende sobre el régimen democrático, puesto que destruye la convivencia ciudadana y siembra de inseguridades el futuro de nuestra sociedad, de la República misma. Mientras en el ayer cercano los alumnos de Derecho se sentían orgullosos de la sabiduría y dignidad de sus profesores-Magistrados, hoy la juventud estudiosa está atónita.