La Nación
COLUMNISTAS

De La Habana llegan noticias

Dos inmensas noticias llegaron de La Habana la semana anterior que alegraron el fin de año de los demócratas del mundo y de Colombia. Raúl Castro y Barack Obama decidieron restablecer las relaciones diplomáticas entre Cuba y Los Estados Unidos, rotas desde el año de 1961 por decisión del presidente Kennedy como respuesta a las nacionalizaciones decretadas por el gobierno de Fidel Castro, contra ingenios azucareros y otras empresas de origen norteamericano que comenzaban a realizar actos de mercado negro y sabotaje contra la revolución. Después de la ruptura el pentágono decreta el bloqueo económico y presiona a los gobiernos del continente a tomar medidas similares que los serviles y dóciles mandatarios latinoamericanos del momento siguen con humildad, con la única y honrosa excepción del gobierno mexicano.
Cuba queda aislada y se ve forzada a profundizar sus relaciones con la Unión Soviética, China y el bloque de países socialistas de esa época. Esta historia hay que volverla a contar, porque la forma como presentaron la información los grandes medios de comunicación del país, especialmente RCN y Caracol, fue como si el responsable de la ruptura y el bloqueo fuera el gobierno cubano y quien está rectificando su error fuera Raúl Castro. No. Quien rectifica es el gobierno norteamericano, a través del presidente Obama, quien reconoce el fracaso del bloqueo y todas las medidas anticubanas. La realidad política mundial contemporánea es muy diferente. La gran mayoría de países socialistas han regresado a economías de mercado y regímenes de democracia liberal. Todos los países latinoamericanos han restablecido relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba y en el continente se han formado bloques políticos y económicos con independencia y soberanía frente a cualquier potencia extranjera. Hay un ambiente de libertad y autonomía en las decisiones estatales de la inmensa mayoría de países del continente, que el bloqueo contra Cuba es mirado hoy como una  excrecencia del pasado y una afrenta contra Latinoamérica.  Es lo que intenta corregir con audacia Obama a pesar de la oposición del partido Republicano y los gusanos terroristas de Miami.

La segunda gran noticia, dada por la delegación de Las Farc en La Habana, fue la decisión de este grupo guerrillero de decretar una tregua unilateral indefinida, como lo venía pidiendo la sociedad civil en Colombia, con el propósito de darle credibilidad y respaldo a las negociones de paz con el gobierno. El Huila, afectado por la quema de buses y las acciones de sabotaje a su economía, es una de las regiones más beneficiadas con esta decisión, que debe ser rodeada de respaldo y solidaridad a fin de frenar las provocaciones de los enemigos de la paz, dentro y fuera del estado. Ya oímos al expresidente Uribe descalificando esta decisión que incluso el mismo había pedido. Si en el marco de esta tregua las fuerzas armadas, grupos paramilitares o acciones combinadas de los dos, atacan campamentos guerrilleros, sin que el estado intente detener estas acciones, se demostraría que quien desea seguir con la guerra es el estado y no la guerrilla. Por eso esta decisión, para su eficaz cumplimiento, requiere de un acompañamiento internacional.