La Nación
EDITORIAL

Diplomacia

Ha hecho bien el señor presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, en responder con toda calma, tranquilidad y adecuado tono diplomático a las vociferantes, declaraciones de su colega venezolano Nicolás Maduro, todas ellas por obra y gracia de un acto soberano, independiente y exento de cualquier mala fe como fue el de recibir al señor gobernador del Estado de Miranda y ex candidato presidencial Henrique Capriles Randoski.

Los líderes venezolanos, Maduro y su presidente de la Asamblea Nacional Diosdado Cabello, han dado muestras de una actitud fuera de lugar, desencajados, bravucones, fantasiosos y presas de un pánico inexplicable a un hecho sin mayor trascendencia como fue el de un corto diálogo entre el Presidente colombiano y un visitante extranjero.

Ni más faltaba que le vengamos a pedir permiso a otro país para saber con quién, cómo o dónde nos podemos sentar a dialogar; está fuera de toda discusión que nuestro país, y sus gobernantes, tienen la plena potestad de recibir a quien quieran, si éste no tiene deudas o asuntos pendientes con la Justicia internacional. Que sea el líder opositor de otro país no implica que acá se le trate con la misma saña y violencia verbal con que lo hacen en Venezuela. Colombia es soberana, maneja sus propios intereses y procedimientos y nada puede obligarle a que se abstenga de recibir a alguien porque al vecino le resulte molesto.

Lo que ha pasado con Maduro y Cabello raya en la insolencia . Y mucho peor, se está convirtiendo en un inaceptable chantaje por cuenta de los buenos oficios – que se agradecen – hechos hasta ahora para facilitar los diálogos de paz en La Habana. Y si Maduro y Cabello deciden cortar esos buenos oficios, y tomar otro rumbo o retomar aquel de la complicidad y el apoyo encubierto a los líderes de las Farc, que bien lo hagan y nuestro país tomará las medidas a que haya lugar. Y como bien lo ha recordado el presidente Santos, de su encuentro hace 3 años con el entonces presidente Chávez, por el bien del pueblo venezolano y por el bien del pueblo colombiano, deben respetarse esas diferencias. Y si ello es así, cualquier problema lo arreglarán por las vías diplomáticas y no a través de los micrófonos, con una relación cordial que le rinda frutos al pueblo venezolano y al pueblo colombiano.

La locura mediática, vociferante y vulgar de los líderes venezolanos llegó al punto de denunciar supuestos planes de sicarios, orquestados desde Bogotá, e incluso que el mismo Santos hubiese cohonestado con ello. Y como si algo faltara, la actitud disonante y oportunista del pre candidato Francisco Santos, tratando de sacarle provecho a un asunto que es de Estado, que compromete la dignidad y soberanía nacional, en aras de insolidarios y egoístas intereses electoreros.

Prudencia, vías diplomáticas, menos afán mediático, mayor seriedad y cero chantaje es lo que reclamamos en estos momentos de efervescencia inaudita. Pero por los lados venezolanos parecen no escuchar.

“Prudencia, vías diplomáticas, menos afán mediático, mayor seriedad y cero chantaje…”

Editorialito

La empresaria Judith Dussán de Charry falleció ayer inesperadamente de un paro cardiaco. Su deceso deja un inmenso vacío en su comunidad a la que sirvió de corazón. La Virgen del Carmen, su patrona, la recibirá en su santuario como premio a su admirable altruismo. A sus hijos y demás familiares sentidas condolencias.