La Nación
Educar para la no violencia 1 6 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Educar para la no violencia

Maritza Rocío López V

En tiempos donde el logro de la paz, el respeto a los derechos humanos, la convivencia pacífica, la lucha contra la discriminación social, económica, sexual o religiosa, la guerra, el racismo, la xenofobia o la pobreza, se han convertido en temas de interés para las naciones; las enseñanzas, principios éticos y morales transmitidos por Mahatma Gandhi, Nelson Rolihlahla Mandela, Martin Luther King, Rigoberta Menchú, Malala Yusufzai y Dalai Lama, deben reivindicarse y guiar la conducta humana para impregnarse en el corazón y la mente de todos nosotros.

Urge deponer los odios, las ambiciones, las ansias de poder y la obsesiva necesidad, de tener que satisfacer primero las propias necesidades o interés; estas actitudes conducen al egoísmo, el abuso del poder, el maltrato, la explotación, el olvido de las necesidades de otros, genera un clima de desconfianza e inseguridad, que conduce al irrespeto de la vida y dignidad humana.

Si al interior de nuestros hogares y en las relaciones que establezcamos, nos proponemos fomentar actitudes de no violencia, que demuestren total compromiso frente al respeto de los derechos humanos, la democracia, el civismo, si tenemos como propósito de vida ayudar a otro, sin esperar nada a cambio;  si educamos en la moral, la cívica, los valores de la justicia, democracia, solidaridad, tolerancia, convivencia, respeto, cooperación, autonomía, racionalidad y amor a la verdad; podremos transformar sentimientos, hábitos y patrones de conducta afianzados por ideologías guerreristas, sentimientos como la venganza, el odio o egoísmo.

Tenemos la oportunidad de construir desde la individual y ver materializado en lo colectivo, una nueva sociedad; donde la educación se convierta en instrumento para fomentar valores humanos, que permitan la construcción de una paz real, permanente y duradera; que permita entender que ante la violencia, los trastornos emocionales, la enfermedad mental y las catástrofes derivadas de la mano del hombre; el uso de la fuerza, las armas, el dinero o la muerte de inocentes, no se convierten en los mejores recursos para lograrlo.

En tanto que desde la infancia, no se reciba una enseñanza que ayude a entender los beneficios del diálogo y la negociación para resolver conflictos; mientras no se cultive la conciencia social, frente a las problemáticas que aquejan a la humanidad, ni se eduque para la reflexión y el análisis crítico; será difícil romper estereotipos y roles, que impiden el logro de una mejor calidad de vida, el fortalecimiento el capacidades para la convivencia, la reconciliación, la tolerancia y la no violencia.