La Nación
COLUMNISTAS

El acuerdo de paz

Hace tres años nadie daba un peso por los diálogos de paz en La Habana. Que las Farc son unas mentirosas, que no tenían voluntad de paz. Luego fue avanzando el proceso de paz y algunos decían que la tregua unilateral no servía, que no se cumplía, pero se demostró que desde hacía cuarenta años no se tenía tan bajo nivel de intensidad del conflicto. Luego dijeron que se estaba negociando a las Fuerzas Militares, que habría paz con impunidad. Y el tiempo ha pasado y todos los temores se han venido debilitando. Con los puntos leídos el 23 de septiembre quedó claro que el proceso de paz se encuentra en su etapa final, que no habrá paz con impunidad y que se ha colocado un plazo de seis meses para finiquitar los acuerdos y reglamentar la desmovilización. Claro, ahora están diciendo otras cosas, que la guerrilla no va a entregar las armas, que las víctimas no les interesa, no saben que más inventarse, acudiendo al miedo de la gente o a la desinformación. Lo cierto, gústenos o no, es que el proceso de paz llegó a un punto irreversible, que implica desmovilización, desarme y reintegración para los guerrilleros, pero además sometimiento a la justicia transicional y transito hacía el camino del debate político. Me sorprende escuchar todavía a algunos que nada de eso les sirve y lo único que quieren es sometimiento y rendición. Si así fuera, pues nadie se atrevería a negociar y seguiríamos en esta guerra por los siglos de los siglos. Por Dios!!! A quien le gusta ver muertos, desplazados y miles de víctimas más. Ya es hora de que los colombianos vivamos en paz, que los actos de secuestro, homicidios, desapariciones solo hagan parte de los libros de historia, que en veinte años, nuestros hijos se enteren quienes eran las Farc y el Eln solo por documentales o por sus profesores. Con toda la carga verbal que he escuchado en referencia al acuerdo de justicia transicional en donde se insiste en rendición, derrota y sometimiento de la guerrilla y seguramente en que si llegan al poder revocar lo pactado, me imagino que pensaran que la dejación de armas no es una opción, hay que mantenerlas bien cerquita para que no les incumplan como a los paramilitares extraditados.

Por último. Me causa gracia que en Roma estén reunidos en el Sínodo de la familia debatiendo sobre el homosexualismo y los divorciados vueltos a casar. Podrán reunirse mil veces más, pero divorciados y homosexuales seguirán existiendo en la humanidad, dentro y fuera de la iglesia, se casaran, comulgarán, nada de lo que digan o hagan cambiarán las cosas.