La Nación
El alacrán y la rana 1 11 mayo, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El alacrán y la rana

La fábula del alacrán y la rana ha servido para ilustrar muchos ejemplos, en especial, de la política. Recordémosla: en la orilla de un río, posaba apacible una rana, cuando se le acercó un alacrán, el cual le pidió de forma muy amable que le hiciera el favor de pasarlo sobre su espalda a la otra orilla. La rana, sorprendida, le respondió que no, porque con seguridad el alacrán, una vez sobre ella, sacaría su aguijón venenoso y la mataría. El alacrán le aclaró que si la mataba, ambos se ahogarían. La rana se convenció y accedió; pero antes de llegar a la orilla, el alacrán sacó su aguijón y la pinchó. La rana, envenenada, moribunda y ahogándose, le preguntó: “¿por qué lo hiciste?” Y el alacrán le respondió: “lo siento, es mi naturaleza.”

En Colombia podría pasar. Gustavo Petro está empeñado en imponer un “proceso constituyente” por fuera de la Constitución, siguiendo el libreto de la dictadura venezolana. Allá, Maduro, aprovechando una profunda crisis política, social y económica provocada por ellos y en medio de protestas callejeras, convocó una asamblea constituyente. Dijo que no se trataba de una constituyente de “partidos ni de élites”, lo mismo ha dicho Petro aquí.

Maduro lo hizo mediante decreto, porque la Constitución venezolana lo permitía. Los integrantes de la asamblea fueron elegidos por regiones y sectores, mediante un voto selectivo y secreto. Los constituyentes fueron escogidos por el régimen entre trabajadores, campesinos, estudiantes, indígenas y comuneros. La asamblea terminó integrada por 545 miembros. Su período se estableció para dos años y sesionó por más de tres. La asamblea tenía la misión de redactar una nueva Constitución y nunca lo hizo. Pero sí asumió funciones plenipotenciarias por encima de las ramas del Estado.

La asamblea de Maduro creó inmunidad para altos servidores públicos, modificó las elecciones, excluyó a los partidos de oposición, reformó las fuerzas armadas, destituyó a la Fiscal, institucionalizó las milicias chavistas y legalizó capitales ilícitos, entre otros desafueros.

Aquí, Petro (el alacrán) ha convencido a las mayorías del Congreso (la rana) de que si le aprueban sus reformas, desistiría de convocar su “constituyente”. Y llegó a “acuerdos” con senadores liberales y de La U, para la reforma pensional y, tan pronto le aprobaron el proyecto, les clavó el aguijón a los liberales a quienes les había aceptado bajar el umbral de cotización de 4 a 2,3 salarios mínimos; una vez aprobado, Petro anunció al país que pedirá a la Cámara subirlo a 4 salarios.

Cada día es más fuerte el rumor de un decreto de “conmoción interior”, en medio de la más profunda crisis política, no provocada por él; de un desbordado orden público en el país, no por su culpa; del crecimiento de cultivos de coca (250 mil hectáreas), heredado; y de una recesión económica, debido a factores externos. Desde luego, no mencionará la corrupción.

El martes, aseguró que no quiere quedarse más allá de agosto de 2026 y el jueves dijo que el progresismo merece cuatro años más; se está subiendo en la espalda de la rana.