Jorge Fernando Perdomo
Hay veces en que leer el periódico, ver la televisión o escuchar la radio, produce tristeza y desolación.
El pasado domingo 26 de mayo, el diario La Nación publicó una entrevista al general Norberto Mujica, comandante de la región dos de la Policía Nacional, y que comencé a leer justo cuando pensaba escribir sobre la manera como estamos perdiendo a decenas de jóvenes por cuenta del consumo incremental de las drogas sicotrópicas.
La entrevista me sumergió en un mundo de pensamientos sobre la manera como llegaremos al futuro desde un presente gris, oscuro y hasta negro, en muchos casos.
La conclusión, la resumo en un interrogante que afloró en medio del vacío que sentí: ¿seremos capaces de cambiar esta situación tan adversa que nos amenaza, entendiendo que la incapacidad colectiva para solucionar un problema tan grave es el camino más expedito para derrumbar una sociedad?.
Pareciera que la lucha contra el microtráfico que nos está arrebatando nuestro futuro sigue siendo estéril. Es un secreto a voces.
Este problema hay que convertirlo en una alerta roja, comenzarlo a discernir con detenimiento y empezar un debate amplio y sincero para cuestionarnos el porqué de la aceptación cultural que parece haberse formado en torno a este delito. La sociedad y nuestros dirigentes parecieran no percatarse de la gravedad del problema.
Estamos perdiendo nuestra niñez y juventud en las fauces de la droga. El microtráfico se está constituyendo en la amenaza más importante a nuestra sociedad. Según las estadísticas la iniciación en el consumo de substancias psicoactivas se registra desde los 7 años de edad.
En el Huila no hay una política social para la recuperación de las personas que han caído en la desgracia de la drogadicción, ni una política pública seria para prevenir el inicio en el consumo y el drama se traslada a las familias que padecen esta terrible situación.
Se trata de combatir sin cuartel a estos mercaderes de la muerte, de crear un centro para la recuperación de los drogadictos y lo más importante de prevenir el consumo generando espacios en el deporte para la ocupación del tiempo libre de nuestros niños y jóvenes con mas escenarios deportivos con presencia de formadores de talento para que en la disciplina del deporte se construya un estilo de vida saludable. El deporte tiene la virtud de disuadir los malos hábitos en la sociedad. Un joven que practica deporte se forma como persona con principios y valores.
Asusta la pasividad y resignación de nuestra sociedad frente a semejante desafío.
Por eso me llenó de esperanza escuchar a Carlos Ramiro Chavarro, en su decisión de apersonarse de este problema, de que una vez elegido gobernador, se convertirá en el más comprometido jefe de policía que combatirá las bandas criminales del microtrafico y construirá políticas públicas para la prevención y la recuperación.